sábado, 7 de diciembre de 2013

EL CUERPO, EN LA FILOSOFIA DE JEAN-LUC NANCY




 En nuestra cultura se privilegia el sentido de la vista, mientras que la aproximación olfativa, táctil y acústica (colores texturas y sonidos) están totalmente proscritos, lo que ha ocurrido es que la sociedad occidental ha privilegiado la distancia física y la mirada por encima de cualquier otro sentido, hasta tal punto que nuestras experiencias corporales están reducidas, en la mayoría de los casos al sentido de la vista.
En la negación de los otros sentidos parece latir el deseo de olvidar el cuerpo como algo perecedero y precario, que solo aparece en momentos límite de dolor, placer, sexualidad, fatiga, heridas. Este proceso de descomposición y fragmentación del cuerpo se hará más radical en autores como Nauman, Sherman, y Gober que en los años 80 y 90 se verán afectados por la realidad del SIDA que iniciará en la idea del cuerpo precario, fragmentado, sometido a la temporalidad y la decrepitud.
El cuerpo ha dejado de ser natural, ingiere alimentos elaborados agrotecnologicamente; se somete a trasplantes y recibe prótesis diseñadas para servirle de extensión. 

viernes, 30 de agosto de 2013

La melancolía en relación a la psicosis. Pichón Rivière







Pichon tempranamente se interroga acerca de la melancolía en
relación a la psicosis. Al trazar la historia de la psicosis maníacodepresiva en 1948 la
pesquisa de Pichon va desde las ideas de Lazare Rivière de Montpelier, quien
sostiene que “de la disposición variada del humor melancólico salen todas las
formas diferentes de delirio”, pasa por Pinel que “se refiere a una constitución
melancólica `como causa frecuente de los desarreglos más extremos y de las ideas
más exageradas´”, por Griesinger (quien retoma las ideas de Guislain), acerca de
que “el período inicial de todas las enfermedades mentales es un estado de
melancolía”, por Kreapelin para quien los fenómenos de excitación y depresión
poseen el mismo origen, un “mismo mecanismo psicopatológico de carácter afectivo”
que inicia con fenómenos de depresión (Pichon-Rivière, [1948] 1970: 237-249). De
aquí puede deducirse cierta idea germinal de la depresión como núcleo patogenético
de las enfermedades mentales, que se corroboraría con la primera nota al pie del
texto en la que explícitamente Pichon sostiene: “Las psicosis pueden ser
consideradas como originándose en una situación básica general de carácter
depresivo, de donde surgen las demás como tentativas de resolver dicha situación
básica dando lugar a las estructuras maníacas, hipocondríacas y paranoides. (…) El
concepto de Griesinger de la depresión inicial y la evolución de la psicosis de un
grupo a otro se hace comprensible sólo por el estudio de los psicodinamismos de la
psicosis” (Garma & Rascovsky, 1948: 30).
De modo tal, que podría observarse cómo en la descripción misma de las
psicosis maniacodepresivas se pesquisa la instalación de la melancolía como núcleo
depresivo básico de la enfermedad única. A partir de aquí las referencias a la
melancolía se articularán sistemáticamente a lo que se definirá desde la década de
1960 como TEU.
Para vincular brevemente la situación depresiva básica a la teoría, vale
comenzar por el principio de las series complementarias. Cabe recordar que en 1946
presenta las tres series que más tarde denominará factor constitucional, factor
disposicional y factor actual o desencadenante. En esta dirección, cualquier ocasión
que produzca una mayor tensión instintiva o un debilitamiento del yo, inicia el
proceso de enfermar. De tal manera que si predomina el factor constitucional o
disposicional se originarían las psicosis endógenas, producidas principalmente por
factores internos que pueden ser de origen orgánico pero también conflictos
internalizados en la infancia; el predominio del factor actual correspondería a las
psicosis exógenas y reactivas, que se originan principalmente a factores actuales
externos, tanto ambientales como sociales (Pichon Rivière, [1947] 1970: 73). Este
conflicto entre el ello y el superyó genera una situación psíquica que se caracteriza
por un yo masoquista y un superyó severo, situación más intensa en las psicosis que
en las neurosis, condicionada por un proceso de regresión constituido por la
disociación (desmezcla) de los instintos, que normalmente actúan mezclados. Esta
situación (un yo masoquista frente a un superyó sádico) es la situación básica de la
psicosis configurada en el sentido de una estructura melancólica, punto donde inicia
la producción del resto de los tipos clínicos.
Asimismo, la melancolía se pesquisa también en lo que más tarde Pichon
denominará “áreas de expresión fenoménica”, ya que el conflicto básico de
naturaleza depresiva que constituye el primitivo núcleo patogenético, puede ser
proyectado en tres zonas (aquí, si el conflicto permanece en la mente da lugar a la
melancolía). En 1946 agrega la mención a los mecanismos de introyección para la
melancolía y de proyección para la hipocondría y paranoia (Pichon-Rivière, [1947]
1970: 76).


ÁREA 3. CUADERNOS DE TEMAS GRUPALES E INSTITUCIONALES
(ISSN 1886-6530)

jueves, 1 de agosto de 2013

PICHÓN RIVIÈRE Y FUTBOL

Estrategia

Enrique Pichon Rivière


-Bien, doctor Pichon Rivière, tendríamos que ocuparnos ahora de lo que se considera táctica y de lo que definimos como estrategia.
-De acuerdo. Si vamos a la definición académica lingüistica, la táctica se define como "sistema especial que se emplea en algún asunto o empresa, disimulada y hábilmente, para conseguir un fin". Si transladamos este concepto al fútbol, nos encontramos con que táctica aquí no es más que la situación del hombre sobre el terreno y la fijación que cada uno de los jugadores tiene de la misión a cumplir durante el desarrollo del partido. El fútbol moderno está basado en la integración del equipo, de modo que a cada jugador corresponde una tarea tanto defensiva como ofensiva.

-¿En todo los casos la misión es defensivo-ofensiva a la vez?
-Efectivamente, aunque en distinto grado, de acuerdo al puesto que ocupa cada jugador. Pero todos ellos, para jugar bien, deben cumplir con los dos aspectos; dejar de colaborar con los compañeros en algunos de ellos, es ponerlos en situación de inferioridad. Además, todo lo que deje de hacer un jugador tendrá que hacerlo ese compañero al cual él dejó de ayudar, y eso es relativo, porque no siempre estará en condiciones de realizarlo.

-¿De modo que dar con la táctica sería lo ideal?
-Ya manifesté que táctica es la disposición de las funciones de los jugadores en el campo y la ordenación de sus movimientos de acuerdo con un determinado plan preconcebido, con miras a la anulación del adversario en las líneas defensivas y la superación de su ofensiva. Pero no es suficiente concebir un plan ideal; para que un team funcione, hay que realizar ensayos, buscar la sincronización entre los jugadores, etcétera. Además, hay que tener en cuenta que una cosa es la teoría de ese plan sobre una pizarra y otra muy distinta realizarla en el campo, puesto que se juega con hombres que piensan y que no son autómatas. Es por eso que no es posible crear una táctica y adaptar los hombres a ella, sino que dicha táctica debe estar adaptada a los hombres con que se cuenta.

-¿Y en cuanto a la estrategia?
-Estrategia sería la labor previa de un sujeto o grupo mediante la que, a través de un proceso continuo de asunción de roles, se presenta internamente la acción, tratando por un proceso de aprendizaje, de conseguir el ajuste del encuadre del trabajo con el que, después, por técnicas operativas, se va a intentar la realización de lo que había sido planificado tiempo atrás.

-¿Que significa esto de los roles?
-Considera Geoge H. Mead, uno de los fundadores de la Psicología Social, que el concepto de rol es indispensable para explicar la génesis de la personalidad. Y que, gracias al lenguaje, el hombre es capaz de colocar dentro de sí (o sea internalizar) las diferentes partes del acto social -en este caso sería el partido de fútbol- en el cual él participa, pudiendo controlar de esta manera la actividad de los "otros" como la "suya", en base a una planificación o estrategia del acto social.

-¿Esto quiere decir que un jugador llega a asumir la actitud de otro?
-Así es: el jugador puede tomar la actitud de otro; es decir, jugar el rol de ese "otro". Gracias a este proceso conoce al "otro", con sus posibilidades en el campo de acción, y puede otro, es decir, jugar el rol de ese "otro" en una situación determinada.

-¿Pero puede ser, a la vez, que el jugador se represente internamente a todos los demás jugadores del campo?
-Sin duda alguna. El total de personajes de la acción, no sólo el de los compañeros sino también el de los adversarios, forman un conjunto dentro del jugador. Es lo que Mead denomina "el otro generalizado", que al fin de cuentas sirve de esquema referencial, operativo u operacional.

-¿Entonces un partido comienza a jugarse antes de entrar el jugador al campo?
-Usted lo ha dicho. El partido comienza a jugarse en lo que podríamos denominar la "cancha interna", dónde en base a tanteos, el jugador logra configurar una estrategia y una táctica para operar en la cancha externa. Si a esta posibilidad va unido un dominio de la pelota, este jugador adquiere una eficacia difícil de calcular.

-Comprendido, pero entiendo que las contingencias no se pueden prever...
-Es que otras de las condiciones que debemos destacar es la de que dicho jugador debe tener la posibilidad de rectificar durante la operación misma determinados esquemas de trabajo, realizando así los diferentes pasos de lo que se llama en la ciencia social una indagación operativa. Así es como llegamos a asistir al espectáculo inteligente, cambiante y estético, de alguien que intenta resolver las dificultades de la tarea sobre su actuación.

-Creo que nos estamos aproximando a la concepción del equipo operativo.
-Indudablemente. Hemos dicho ya que en cada jugador están representados los once adversarios, los diez compañeros y también él mismo participando en la acción. Por este camino se llega a esa concepción de roles, plásticamente administrados, logra una cohesión y una operatividad en la que cada jugador adquiere características de jefe de tarea (llamado también lider funcional) en el momento en que, por su actuación y el conjunto de la acción decide el porvenir de la operación que se realiza en ese momento. Si cada jugador cumple su tarea de esta manera, dónde el factor individual y el factor grupal coexisten en la forma señalada, cada uno en cada momento con una eficacia determinada.

-¿Este sistema no puede entorpecerse con la presencia de jugadores con determinadas anomalías psíquicas?
-Se puede observar, a veces, que hay jugadores que, por factores neuróticos, pueden manifestarse en forma de un liderazgo que no fue adjudicado; por otro lado otros pueden tener la imposibilidad de tomar la mínima y cambiante decisión de jugar el rol correspondiente en el ámbito del equipo. Los primeros se caracterizarán por ser sujetos nerviosos, agresivos, y perturbadores, que buscan la pelea como salida de su neurosis, mientras que los otros aparecerán como individuos indecisos, depresivos, que se llenarán de remordimientos cada vez que el equipo pierda considerando ellos mismos que han sido los responsables del revés.

-¿No estamos orillando nuevamente los conceptos de "juego" y "deporte"?
-En estas complejas funciones sociales, que se organizan desde la infancia, el mismo Mead estudia dos tipos de actividades, que se manifiestan, precisamente, durante el desarrollo del niño: el "play" y el "game", palabras que no tienen un equivalente exacto en castellano, pero que podemos traducir como "juego" y "deporte". El "play" es el juego libre; el "game" es un juego organizado, donde se pueden observar elementos pertenecientes a toda a actividad institucionalizada. En el "play", el niño juega, por ejemplo, con un compañero invisible. Más exactamente, él asume sucesivamente el rol de "el mismo" y el de "su compañero". Entre los seis u ocho años los juegos infantiles cambian de carácter y se organizan, o sea que son juegos sociales que se realizan con otros niños. Podemos afirmar entonces que, para ejercer un determinado rol social, cada uno de nosotros debe incorporar un número considerable de roles correspondientes a su época y grupo social. Diremos también, que un jugador de fútbol va a asumir un rol o conjunto de roles de acuerdo a su historia infantil y a las situaciones presentes. Y que toda dificultad en el manejo de la situación dentro del campo durante el partido estará permanentemente ceñida a elementos más o menos irracionales, ignorados por él y que pueden perturbar considerablemente la tarea del grupo. Si los integrantes de un grupo, asumen demasiado intensamente el rol del compañero neurótico, todo el equipo adquirirá características de un grupo en conflicto, expresando esta situación por una conducta neurótica determinada.

-¿Cómo podría salirse de esta situación?
-No existe otro medio que el empleo de una técnica de psicoterapia, llamada "psicoterapia grupal", que tendrá comop tarea, junto con su terapeuta, revisar el interjuego de roles dentro del grupo, en relación con la tarea concreta de jugar al fútbol y ganar.

 
Enrique Pichon Rivière
("Psicología de la vida cotidiana", 1966/67)




Teoría de la Espontaneidad



“ En un sentido cosmológico la espontaneidad se opone a la energía física que se conserva. En el psicológico desarrolla en el hombre un estado de perpetua originalidad y de adecuación personal, vital y existencial a la realidad que le toca vivir. El hombre por naturaleza busca la liberación de la espontaneidad, pero también la seguridad de lo nunca cambiante, la tradición tiene como objetivo evitar u obstaculizar la recreación del universo. Por eso se siente amenazada y crea estructuras dedicadas  a evitar los cambios. Así como la sociedad teme los cambios e inhibe el comportamiento espontáneo de los seres humanos, también el hombre teme ser libre, ya que muchas veces deberá enfrentarse a decisiones difíciles o alternativas peligrosas. Por lo tanto para evitar el sufrimiento pondrá límites a su espontaneidad. Instrumentará para esto diferentes recursos desde la represión hasta el aislamiento psicótico. La espontaneidad es un fenómeno primario y positivo no derivado de un impulso animal. Tiene un centro cerebral no desarrollado en la misma medida que la inteligencia o la memoria. Tiene un centro cortical que la representa pero no emerge de él. Moreno dice: La espontaneidad es un catalítico por lo tanto no es acumulable, El carisma de una persona depende mas de su espontaneidad que de su inteligencia.

miércoles, 17 de julio de 2013

GRUPO OPERATIVO EN EL FUTBOL


  
    La técnica de Grupos Operativos ha sido una técnica desarrollada por importantes autores, especialmente Enrique Pichón Riviére, quién ha sido uno de los que más ha trabajado en torno a este tema. De hecho el Grupo Operativo aparece “fundado” con la Experiencia de Rosario en 1958 y que fue publicada en el año 1960.
    En resumen esta experiencia de laboratorio social, o de trabajo en una comunidad, se hizo efectiva mediante el empleo de ciertas técnicas y tuvo como propósito la aplicación de una didáctica interdisciplinaria de carácter acumulativo, utilizando métodos de indagación o indagación operativa.
    Los resultados de esta experiencia tuvieron una influencia decisiva, tanto sobre la teoría, como sobre la práctica de los grupos operativos aplicados a la didáctica (enseñanza de la psiquiatría, comprensión del arte, etc.), a la empresa, a la terapéutica (grupos familiares), a la publicidad, etc.
    Pichón Riviére es un autor que siempre se ligó con el fútbol, muchas de sus enseñanzas fueron aplicadas a este deporte, de hecho numerosos trabajados fueron llevados a cabo en esta área con jugadores de equipos de fútbol.
    Para Pichón Riviére, este deporte representó una importante manera de entender y analizar los comportamientos grupales. Él escribió innumerables artículos relacionados con el fútbol, dentro de los que destaca su análisis acerca del fenómeno de “La Ola”, que surge en la década de los ´80 entre los asistentes a los estadios de fútbol, la relación entre el fútbol y la política, el fútbol y la filosofía, el jugador y el entorno, etc.
    Pichón Riviére otorgó una lectura diferente de lo que pasaba durante un partido de fútbol. Planteaba que este deporte era una especie de terapia y señaló que lo deportivo era una proyección del partido que cada jugador realizaba antes de entrar a la cancha: la mente.
    Por ello es que la técnica de los Grupos Operativos es una forma de trabajo muy interesante en el ámbito futbolístico, ya que, muchas de sus concepciones fueron recogidas desde él, permitiendo extraer diversos análisis y manifestaciones de los fenómenos psíquicos que tienen lugar entre los deportistas.

martes, 9 de julio de 2013

REVISARNOS


     Podríamos revisar un poco nuestro sistema de creencias y preguntarnos por ejemplo ¿Qué pensamos del resto de las personas? ¿Las tratamos sin juzgarlas o las calificamos sin tener información ni conocimientos sobre ellos? ¿Qué pensamos del compañero de trabajo que está en otra sucursal, ése al que no conocemos su cara y todos los días nos solicita algo por teléfono? Cuando estamos en un ascensor y en el piso siguiente sube un desconocido, en ese momento  algunas veces incómodo, en el que buscamos fijar nuestra mirada en el techo, o en la botonera  ¿Qué nos pasa? ¿En que pensamos? ¿Que sentimos ante la cercanía de un cuerpo desconocido? ¿Sentimos?

                                                                                                                                       Ernesto Moya

martes, 25 de junio de 2013

DÍA DEL PSICÓLOGO SOCIAL


     ¡Felíz día a todos los colegas, Psicólogos Sociales!!! Que hacen de su profesión un oficio de la vida, “un trabajar y trabajarse”, un creer en los Otros, Sostener con el cuerpo lo dicho con la palabra con convicción, ideología e implicancia Saludo por este medio a todos aquellos que un día decidieron abrazar esta profesión, este oficio, este quehacer cotidiano y por creer que la PSICOLOGÍA SOCIAL es un camino digno de transitar para poder transformar la realidad. ¡Salud y un gran abrazo! Fui formado  en esta querida profesión, y puedo decir que ha significado para mí un encuentro con ese inmenso mundo interior que tenemos los seres humanos.
Se celebra este día por ser el 25 de Junio el aniversario del nacimiento de Enrique Pichón Rivière, padre de la Psicología Social Argentina.
Hoy 25 de Junio, festejamos el “Día del Psicólogo Social”.





viernes, 21 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN AL PSICODRAMA DE MORENO

 
ELEMENTOS: 



-          PROTAGONISTA: Es el emergente grupal que en forma activa propone su problema personal para poder considerarlo desde un enfoque psicodramático.

-          ESCENARIO: El espacio donde se desarrollará la dramatización, generalmente de forma circular y rodeado por filas de gradas con asientos donde se ubica el público. Es algo más elevado que la primera de dichas filas. Por defecto, se utilizan también escenarios de enfrentamiento del tipo “a la italiana”.

-          YO-AUXILIARES: Actúa los roles que le asignan el Protagonista y el Director del psicodrama y, en tanto extensión de este último en la escena, opera como investigador respondiendo a las consignas dadas y como agente terapéutico aportando sus conocimientos psicológicos para contribuir al desarrollo de la dramatización del protagonista. 

-          DIRECTOR:  Asiste al Protagonista, en forma directa o por medio de los Yo-auxiliares, proporcionando las técnicas psicodramáticas más adecuadas a la dramatización y conduciendo el desarrollo del psicodrama guiado por los signos que aporta aquél.

-          PÚBLICO:  Es el conjunto de personas que observan la dramatización y del cual proviene el Protagonista. Es, entonces, su contexto social. Todo lo que el Protagonista haga será valorado de distintas maneras, según los distintos puntos de vista particulares que a su vez corresponden a la ideología del grupo social de pertenencia de cada individuo del público. Los Yo-auxiliares, hasta el momento en que son llamados a participar en la dramatización, se sientan entre el público. En  psicodramas con un Público reducido e integrado por conocidos la intensidad afectiva lograda es alta y muy personal.



                                            


ETAPAS

-          CALDEAMIENTO: Es el conjunto de procedimientos que intervienen preparando al organismo (Público) para la acción (Protagonista). El caldeamiento inespecífico es el que se produce desde que el Director entra en contacto con el Público y será el que favorecerá la aparición de un Protagonista. El caldeamiento específico es el que el Director opera para favorecer en el Protagonista un estado óptimo para la dramatización.

-          DRAMATIZACIÓN: Son las sucesivas escenas elegidas por el Protagonista, con la ayuda del Director y que le permitirán exteriorizar su problema.

-          COMENTARIOS: El Director favorece la integración entre el público y con el Protagonista, coordinando las devoluciones que puedan hacerle compartiendo, al expresarlas verbalmente, las emociones experimentadas durante la dramatización.


TÉCNICAS

-          AUTOPRESENTACIÓN: El Protagonista actúa en forma simple, lo ayude o no un Yo-auxiliar y dirigiéndose a sí mismo (oficiando de Director), presenta los personajes de su vida que intervendrán en la dramatización propuesta.

-          SOLILOQUIO: Consiste en verbalizar en voz alta lo que se está pensando. Se utiliza tanto actuando a solas como cuando se interactúa con un Yo-auxiliar. Esta técnica puede ser utilizada por cualquiera de los roles en juego. Ocasionalmente, también la utiliza el Director.

-          INVERSIÓN DE ROLES: Consiste en intercambiar el rol que se está jugando con el de aquél con quien se está interactuando. Frecuentemente se utiliza para presentar o investigar a alguien de la vida del Protagonista, a quien desconocemos, o, también por su sencillez, para permitirle verse y ver la situación desde el punto de vista del otro.

-          ESPEJO: Es una de las más delicadas pues consiste en imitar todos los movimientos y expresiones del Protagonista sin que éste lo vivencie como una burla. Debe ser desempeñada por un Yo-auxiliar que se sienta muy compenetrado con él.

-          DOBLE: El Yo-auxiliar se ubica al lado del Protagonista adoptando su actitud física y afectiva y, desde ahí, expresa todos los pensamientos, sentimientos y sensaciones, que éste no percibe de sí mismo y en relación con la situación, o que por cualquier razón elude explicitar. Es una especie de conciencia auxiliar del protagonista. Puede utilizarse más de un Doble o dos oponiéndolos en conflicto, etc.

-          SIN PALABRAS: Es la representación plástica y con utilización de sónidos, de situaciones, estados de ánimo, fantasías, etc. El Protagonista utiliza una vocal y, modificando el tono, expresa su estado de ánimo. En principio presenta resistencias por temor al ridículo pero cuando se la va utilizando se comprueban sus beneficios y se la acepta más fácilmente.

-          REALIZACIÓN SIMBÓLICA: Consiste en la dramatización de sucesos no reales que sean símbolos de otros. Se la utiliza cuando hay dificultad para expresar el problema en forma directa. El protagonista elige una situación imaginaria y la dramatiza.

-          INTERPOLACIÓN DE RESISTENCIAS: Es la modificación, por parte del director, de la escena planteada por el Protagonista.

-          CONCRETIZACIÓN: Consiste en reemplazar en la escena al Yo-auxiliar por un objeto, por ejemplo: un almohadón, para permitir la descarga psicomotriz del Protagonista; o una silla, para reducir la ansiedad del diálogo interpersonal.

-          MAXIMIZACIÓN: Es muy utilizada en los síntomas corporales, maximizando la parte del cuerpo afectada. En este caso, el Protagonista autopresenta su “dolencia” o interactúa con ella, representada - en este caso - por un Yo-auxiliar.

-          TÍTERES: Son muy utilizados en el psicodrama con niños o con psicóticos. Los títeres son un “objeto intermediario” que facilita la dramatización.



BIBLIOGRAFÍA

  • Psicodrama, J. L. Moreno, Ed. Hormé S.A.E., Bs. As., 1972.
  • El teatro de la Espontaneidad, J. L. Moreno, Ed. Vancu S.R.L. Bs. As., 1977
  • J. L. Moreno y las palabras, (Las palabras del padre, anón.) Ed. Vancu S.R.L., Bs. As. 1978
  • Psicomúsica y Sociodrama, J. L. Moreno, Ed. Hormé, 1965.
  • Los tests sociométricos, G. Bastin, Ed. Kapelusz S.A., Bs. As., 1966.
  • Qué es el Psicodrama, J. G. Rojas – Bermúdez, Ed. Genitor, Bs. As., 1971
  • Peligro... amor a la vista, D. M. Bustos, Lugar Ed., Bs. As. 1992.


viernes, 31 de mayo de 2013

Demanda y deseo



     Entre demanda y deseo hay una solución de continuidad, un intervalo, un hueco. Este hueco ya no es natural ni preexistente pues lo cava la demanda, más acá de ella misma, en su retroacción sobre lo que era el plano de la necesidad. En este hueco, que ya no es carencia en la necesidad, sino falta en ser, se aloja el deseo. El deseo se esboza en el margen donde la demanda se desgarra de la necesidad. Es decir, queda ubicado con la estricta significación de la irreductibilidad de la demanda a la necesidad. El término mismo de deseo traduce este efecto de negatividad generado por la demanda misma en su incidencia sobre la necesidad. Resume el trastorno aportado por la función de la palabra sobre el viviente.  Contrariamente a la necesidad, que busca su satisfacción y puede encontrarla, o no, esto depende de las contingencias, el deseo es, como tal, una función en pura pérdida, en la medida que el deseo mismo lo situamos por relación a la satisfacción. Es decir, aún satisfechas las necesidades, hay un hueco de insatisfacción que permanece. Este hueco es lo que Lacan denomina la falta en ser , es decir, la desnaturalización, la pérdida del goce natural de la vida, y el surgimiento de una falta generada por el lenguaje mismo, falta que es la causa del deseo.
    El sujeto afectado de falta en ser buscará entonces un complemento en el Otro y esto imprime a su demanda un carácter muy especial, por donde se va a revelar muy claramente que la demanda, lejos de ser demanda del objeto de la necesidad, es en el fondo esa demanda de nada en qué consiste la demanda de amor. 

domingo, 10 de febrero de 2013

LOS PENSIONISTAS DE LA MEMORIA - Luigi Pirandello



¡Ah qué suerte la de ustedes! Acompañar a los muertos al cementerio y regresar a casa, tal vez con una gran tristeza en el alma y un gran vacío en el corazón, si el muerto era un ser querido; y si no, con la satisfacción de haber cumplido un deber desagradable y deseosos de disipar, volviendo a los trastornos y a los trajines de la vida, la consternación y la angustia que el pensamiento y el espectáculo de la muerte infunden. Todos, de cualquier modo, con un sentimiento de alivio, porque, aún para los parientes más íntimos el muerto -digamos la verdad- con esa gélida, inmóvil rigidez impasiblemente opuesta a todos los cuidados que le brindamos, a todo el llanto que derramamos a su alrededor, es una horrible molestia, de la que el mismo dolor -aunque dé a entender e intente embargar otra vez desesperadamente- anhela muy en el fondo liberarse.

Y ustedes se liberan, por lo menos de esa horrible molestia material, al dejar a sus muertos en el cementerio. Será una pena, será un fastidio; pero luego ven como se deshace el velatorio; cómo cae el féretro en la fosa; y adiós. Todo ha terminado.
¿Les parece poca suerte?

A mí, todos los muertos que acompaño al cementerio vuelven a buscarme. Atrás, atrás. Dentro de la casa fingen estar muertos. O quizás están realmente muertos para ellos. Pero no para mí, ¡les ruego que me crean! Cuando para ustedes todo ha terminado, para mí no ha terminado nada. Se vienen todos a mi casa. Tengo la casa llena. ¿Ustedes creen en los muertos? Pero, ¡Qué muertos! Están todos vivos. Vivos como yo, como ustedes, más que antes.
Solo que -eso sí- están desilusionados.

Porque, reflexionen bien: ¿qué puede haber muerto de ellos?. Esa realidad que ellos le dieron, y no siempre del mismo modo, a sí mismos, a la vida. Oh, una realidad muy relativa, les ruego que lo crean. No era la de ustedes; no era la mía. Yo y ustedes, en efecto, vemos, sentimos y pensamos, cada cual a su modo, a nosotros mismos y a la vida. Lo que quiere decir que a nosotros mismos y a la vida le damos, cada cual a su modo, una realidad: la proyectamos afuera y creemos que, así como es nuestra, debe ser de todos: y alegremente vivimos en medio de ella, y caminamos seguros, bastón en mano, cigarro en boca.

Ah, señores míos, ¡no confíen demasiado! ¡Basta apenas un soplo para llevarse a nuestra susodicha realidad! ¿Pero no ven que les cambia continuamente?. Cambia, en cuanto empiezan a ver, a sentir, a pensar un poquitín diferente que poco antes; de modo que todo lo que poco antes era para ustedes la realidad, ahora comprenden que, en cambio, era una ilusión. Pero incluso, ay de mí, ¿hay acaso otra realidad fuera de esta ilusión? ¿y qué es la muerte sino la desilusión total?. Pero, hete aquí que si los muertos son un montón de pobres desilusionados por la ilusión que se hicieron de sí mismos y de la vida; por la ilusión que yo me hago todavía pueden tener el consuelo de vivir siempre mientras yo viva. ¡Y se aprovechan!. Les aseguro que se aprovechan.
Miren. Hace más de veinte años conocí en Bonn, sobre el Rin, a un cierto señor Herbst quiere decir otoño; pero el señor Herbst  era también durante el invierno, la primavera y el verano, sombrerero y tenía su tienda en una esquina de la plaza del mercado, junto a la Beethoven-Halle.

Por la noche veo ese rincón de la plaza como si todavía estuviera allí, respiro los olores mixtos que exhalaban los negocios iluminados, olores grasos; y veo las luces encendidas delante de la vidriera del señor Herbst, que está en el umbral de su negocio con las piernas abiertas y las manos en los bolsillos. Me vé pasar, inclina la cabeza y me augura, con la especial cantinela del dialecto renano:
-¡Gute Nacht, Herr Doktor!
Han pasado más de veinte años. Por lo menos el señor Herbst tenía entonces cincuenta y ocho años. Y bien, tal vez esté muerto ahora. Pero habrá muerto para sí, no para mí, les ruego que me crean. Y es inútil, realmente inútil que me digan que estuvieron hace poco en Bonn sobre el Rin y que en la esquina de la Marktplatz junto a la
Beethoven-Halle no encontraron trazas ni del señor Herbst ni de su tienda de sombreros. ¿Qué encontraron en cambio? Otra realidad ¿Verdad? ¿Y creen que esa realidad es más verdadera que la que dejé hace veinte años? Vuelva a pasar, querido señor, de aquí a veinte años y verá qué quedará de lo que usted mismo dejó.

¿Qué realidad? pero, ¿Creen quizá que la mía de hace veinte años, con el señor Herbst sobre el umbral de su tienda, las piernas abiertas y las manos en los bolsillos, es la misma que tenía de sí y de su tienda y de la plaza del mercado él, el señor Herbst?
¡Pero quien sabe como se veía a sí mismo, a su tienda y a esa plaza el señor Herbst!
No, no, queridos señores: aquella era una realidad mía, unicamente mía, que no puede cambiar ni morir mientras yo viva y que podrá también vivir eternamente, si yo tengo la capacidad de eternizarla en alguna página o, por lo menos, durante otros cien millones de años, según los cálculos que acaban de hacer en América sobre la duración de la tierra.
Ahora, si el señor Herbst ha muerto es algo para mí tan lejano como los tantos muertos que voy a acompañar al cementerio y que se van también, por su cuenta, mucho más lejos, quién sabe adónde. Su realidad se ha desvanecido; ¿Pero cuál? la que ellos se daban a sí mismos. ¿Y qué podía saber yo de su realidad? ¿Qué saben ustedes? Yo sé la que les daba por mi cuenta. Ilusión, tanto la mía como la de ellos.
Pero si ellos, pobres muertos, se desilusionaron por completo de sí mismos, mi ilusión todavía vive y es tan fuerte que yo, repito, luego de haberlos acompañados al cementerio, los veo regresar, a todos, tal como eran: despacito, fuera del ataúd, junto a mí.


- Pero, ¿Por qué -ustedes dirán- no regresan a sus casas en vez de ir a la mía?
¡Qué bien! porque no tienen una realidad para sí que les permitan ir adonde se les dá la gana. La realidad ya no es para ellos. Y como ahora la tienen por mí, forzosamente tienen que venir a mi casa.
Pobres pensionistas de la memoria, su desilusión me aflije indeciblemente.

Al principio, es decir, apenas terminada la última representación (quiero decir, luego del cortejo fúnebre), cuando salen del féretro para regresar conmigo a pie del cementerio, tienen cierta gallarda vivacidad desdeñosa, como de quien se ha sacudido con poco honor, es cierto, y a costa de perderlo todo, un gran peso de encima. De todos modos, aunque quedaron en las peores condiciones, quieren respirar. ¡Ah sí!, por lo menos un buen respiro de alivio. Tantas horas allí, inmóviles, empaladados sobre una cama, haciéndose los muertos... Quieren desentumecerse: giran y vuelven a girar el cuellos, levantan ya un hombro, ya el otro, estiran, tuercen, sacuden los brazos; quieren mover las piernas expeditamente y también me dejan algunos pasos atrás. Pero tampoco pueden alejarse mucho. Saben perfectamente que están ligados a mí, que ahora sólo en mí tendrán su realidad, o ilusión de vida, que es realmente lo mismo.
Otros -parientes, algún amigo- lloran, los lamentan, recuerdan este o aquel pasaje, sufren por su pérdida; pero ese llanto, ese lamento, ese recuerdo, ese sufrimiento son para una realidad que fue, que ellos creen desvanecida con el muerto, porque nunca reflexionaron sobre el valor de esa realidad.

Todo es para ellos estar o no estar en un cuerpo.
Para consolarse les bastaría creer que este cuerpo ya no está, no porque esté bajo tierra, sino porque ha partido de viaje y quién sabe cuándo regresará.
Vamos, dejen todo como estaba: la habitación lista para su retorno, el lecho preparado, con el cubrecama un poco abierto y el camisón extendido, la candela y la caja de cerillas sobre la cómoda, las pantuflas delante del sillón, al pie de la cama.
-Partió. Regresará.
Bastaría con esto. Los consolaría. ¿Por qué? Porque ustedes dan una realidad en sí a ese cuerpo, que en cambio, en sí no tiene ninguna. Tan así es que -muerto- se disgrega, se desvanece.
- Ah, claro -exclaman ustedes ahora-. ¡muerto! Tú dices que, muerto, se disgrega; ¿pero cuando estaba vivo? ¡Tenía una realidad!

Queridos míos, ¿volvemos a empezar? Pero sí, esa realidad que él se daba y que ustedes le daban. ¿Y no probamos que era una ilusión? La realidad que él se daba ustedes no la conocen, no pueden conocerla porque estaba fuera de ustedes; ustedes saben la que ustedes le daban. ¿Y no podemos dársela todavía sin ver el cuerpo? ¡Pero sí!, tan cierto es que se consolarían de inmediato si pudieran creer que ha partido de viaje. ¿Dicen que no? ¿Y no siguieron dándosela tantas veces, sabiendo que realmente había salido de viaje? ¿y no es tal vez la misma que yo desde lejos le doy al señor Herbst, que no sé si está vivo o muerto?
¡Vamos, vamos!, ¿saben por qué lloran, en cambio? Por otra razón lloran, queridos míos, que no suponen ni remotamente. Ustedes lloranporque el muerto, él, ya no puede darles a ustedes una realidad. Les dan miedo sus ojos cerrados, que ya no los pueden ver; esas manos gélidas que ya no los pueden tocar. No pueden darse paz por su absoluta insensibilidad. Precisamente porque él, el muerto, nos los siente mas. Lo que significa que con él cayó, para la ilusión de ustedes, un sostén, un alivio: la reciprocidad de la ilusión.
Cuando él salía de viaje, ustedes, su mujer, decían:
-Si él desde lejos me piensa, yo estoy viva para él.
Y esto los sostenía y los confortaba. Ahora que ha muerto ya no dicen:
-¡Yo ya no estoy viva para él!
Dicen en cambio:
-El ya no está vivo para mí.
¡Pero claro que él está vivo para ustedes! Vivo en la medida en que puede estar vivo, es decir, por esa parte de realidad que le dieron. La verdad es que ustedes siempre le dieron una realidad muy lábil, una realidad toda hecha por ustedes, por la ilusión de sus vidas y nada o muy poco por la de él.

Por eso los muertos vienen conmigo ahora. Y conmigo -pobres pensionistas de la memoria- amargamente razonan sobre las vanas ilusiones de la vida, de las que se han desilusionado por completo, de las que yo todavía no puedo desilusionarme del todo, aunque como ellos las reconozca vanas.




      




Un buceador de los abismos de la psique
Revolucionó las tablas con su metateatro, produjo un par de novelas sobre la quiebra de la identidad y escribió incontables cuentos de antihéroes que, sofocados por las convenciones, terminan arrancándose la máscara. 
     Luigi Pirandello nació el 28 de junio de 1867 en Villaseta de Càvusu, actualmente Xaos y hoy perteneciente a la localidad de Agregento, Sicilia. Él mismo diría en su semblanza: “Yo soy un hijo de Caos y no sólo alegóricamente”.
     En 1934 tuvo un gran momento de gloria: la Academia sueca le concedió el Nobel. Sintomáticamente, ningún jerarca del gobierno italiano acudió a recibirle a su vuelta de Estocolmo. A la par que aumentaba su celebridad internacional, crecía su desarraigo interno. Y en aquellas fechas confesó: “De ahora en adelante vivo en el vasto mundo: el hotel es mi hogar y todas mis posesiones mundanas se agotan en una máquina de escribir”.
Pirandello murió en diciembre de 1936, en su casa romana, tecleando su última producción teatral, Los gigantes de la montaña. Como voluntad, dejó escrito: “Que mi muerte pase en silencio. Que no me amortajen. Y nada de flores sobre el lecho mortuorio. Carroza fúnebre de ínfima clase: la de los pobres”.
Sus cenizas están hoy en una roca de Caos, el lugar siciliano que le vio nacer. Y, a su alrededor, el decorado no puede ser mejor: la tierra de Empédocles, el mar de Homero.




viernes, 11 de enero de 2013

CELOS: "los que aman mal"

(Por Ernesto Moya)  

     Si revisás el historial de mensajes del celular de tu pareja, si te preguntas porque se arregla tanto y se perfuma para ir a trabajar, si intentas revisar sus mails, investigas a fondo su facebook, revisas sus bolsillos y cada papelito que anda suelto por ahí, entre otras cosas. Este artículo es para vos y para todas las victimas de celosos y celosas. Hay diferentes tipos de celos, en este caso me voy a centrar en el ámbito de la pareja.

     Aunque la cultura se esfuerce por demostrarnos otra cosa, los celos no son amor.  Gran cantidad de  canciones, poemas, películas y telenovelas nos dicen lo contrario, pero los celos suelen ser una suma de sentimientos negativos tales como: falta de autoestima, posesividad, necesidad enfermiza de controlar al otro, falta de habilidades sociales, desconfianza y hasta agresividad. Estos sentimientos se alejan mucho del amor. La persona celosa, quiere que estés con ella, luego con ella, después con ella y si te queda algo de tiempo también con ella. Comienza a absorber tu tiempo e intimidad poco a poco.
Andar por la vida sufriendo celos de forma moderada es una respuesta emocional normal pero, experimentarlos  de manera exagerada y descontrolada lo convierten en algo patológico. Cuando los celos son enfermizos empañan la razón de quien los padece, oscurecen el pensamiento y el buen entendimiento. Ninguna explicación es buena y el sentido común desaparece por completo.

 Es señal de que a nivel psicológico hay algo que no anda bien. Las personas celosas son capaces de abandonar sus actividades y condicionar la vida de la otra persona para no sentir celos (igualmente lo sienten), sin pensar que estas acciones pueden terminar deteriorando la pareja, las amistades y también las relaciones familiares. El celoso/a llega a presionar al compañero de diferentes formas, enojándose, haciendo chantaje emocional, reprochándole a su pareja falta de atención, etc.
Lo más dañino de los celos patológicos es el sentimiento de posesión sobre el otro o creer que el otro es propiedad de uno, este sentimiento puede desembocar en lo paranoico. Estas personas que tienen una fuerte dependencia emocional hacia los otros, experimentan tal grado de propiedad sobre la otra persona que las convierte en personas peligrosas y capaces de agredir a la persona amada ante la posibilidad de perderla.
Cualquier comentario y gestos del otro son analizados en busca de una pista que lo acerque aún más a su idea fija. El celoso siempre actúa motivado por la desconfianza, es una persona que suele ponerse de muy mal humor si su pareja comparte tiempo con otros o amplía su círculo de amigos. Justifica sus actos tratando de encontrar pruebas que demuestren una posible aventura. Sus sospechas se basan, la mayoría de las veces, en hechos infundados y, el constante temor a ser engañados o abandonados les lleva a ejercer un continuo estado de vigilancia permanente sobre la pareja. Cuando el celoso interpreta los hechos lo hace de una manera distorsionada y busca todas las pistas y señales que confirmen esa desconfianza, la mayoría de las veces, no encuentra ninguna, y su frustración es tal, que termina por violentar a la pareja para descargar su frustración y su ira.

El celoso/a va a tratar de que dejes de ver a tus mejores amigos, y les va a buscar todos los defectos posibles para convencerte de que no son buenas personas, tratando de manipularte hasta que dejes de verlos. La persona celosa te felicitará por tus logros, pero muchas veces si siente que vas creciendo, se asusta y teme que te alejes de ella, por lo tanto cualquier actividad que realices rodeado de gente con ciertos logros que la hagan sentir inferior la va a poner de muy mal humor. Es más fuerte el miedo que el amor.

Melanie Klein  sostenía que los celos se basan en la envidia, pero que son muy diferentes de ella. La distinción que ella establece entre ambos es similar a la aquí planteada: "La envidia es el sentimiento de enojo porque otra persona posee y disfruta algo deseable, y el impulso envidioso apunta a despojarla de ese algo o echarlo a perder, el envidioso no quiere el coche del vecino, solo quiere rayárselo”. El celoso se siente excluido de una escena en la que le gustaría participar. Los celos, conciernen a la relación de la persona con por lo menos otras dos, y se relacionan principalmente con un amor que el individuo siente que le corresponde y le ha sido arrebatado, o bien está a punto de serle arrebatado.
Según Freud nadie puede escapar a los celos (llamados normales) porque se originan en dolorosas experiencias infantiles por las que todos alguna vez atravesamos. Estos traumas infantiles universales vuelven a experimentarse cada vez que se despiertan nuestros celos en la edad adulta.
Para Freud, en los celos “normales” (los que experimentados en algún momento de nuestras vidas) siempre hay algunos componentes irracionales. La razón es que los celos demuestran tener profundas raíces en lo inconsciente y son la continuación de impulsos muy tempranos en la vida afectiva infantil. Las experiencias infantiles ejercen una gran influencia en nuestra elección de pareja.  Cuando encontramos a esa persona, proyectamos en ella la imagen interna que se formó en nosotros durante nuestra infancia. Los celos proyectados derivan tanto de una verdadera infidelidad como de impulsos hacia la infidelidad que han sido reprimidos. Si vos fuiste infiel, o deseaste a alguien pero no actuaste en consecuencia, es muy probable que proyectes esa infidelidad sobre tu compañero aunque éste sea inocente. O sea, le vas a echar la culpa  al otro de lo que vos hiciste o quisiste hacer y no te animaste, reaccionando con una escena de celos. Lo ideal es  lograr la comprensión de las verdaderas causas de los celos haciendo que vinculen las experiencias del pasado con los problemas actuales. También es probable que una persona que haya presenciado escenas de celos en sus padres y tenga más predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.

En el caso que una persona celosa pueda comprender que gran parte de sus celos son producto de sus propios impulsos reprimidos de infidelidad y que su compañero es una persona fiel, esa percepción puede ser suficiente para acercarse a la solución del problema de celos. En el caso de los celos delirantes, la solución no es tan fácil. Cuando los celos se vuelven patológicos se conoce como Celotipia. Hablar de celopatía es hablar también de un claro componente paranoico. Y como sucede en estas personas, el convencimiento sobre su verdad es total, sin que nada ni nadie logre convencerlos de lo contrario. En su mundo interno ya están fijadas una serie de ideas sobre las que se irá filtrando la realidad.
Si sos pareja de un celoso, en primer lugar busca apoyo profesional para hacer frente al problema. No pases la vida dando explicaciones de algo que no sos culpable, el celoso/a no las entiende.
No permitas que una pareja celosa arruine tus proyectos. La persona que te ama tiene que ser tu apoyo emocional, cómplice de tus logros y viceversa.

Si te reconoces en este artículo y sentís que tus celos están fuera de control, si está afectando sus relaciones y partes importantes de su vida, es momento de  considerar  asesoramiento para aprender a manejarlos mejor. Un psicólogo u otro profesional de la salud mental autorizado para ejercer puede trabajar con vos en el desarrollo de algunas técnicas para transformar tu pensamiento y tu conducta.
Mientras tanto, vas a tener que esforzarte en ser objetivo/a y aprender a diferenciar lo que son hechos reales de lo que puede estar manipulando tu imaginación. Analizá y preguntate primero por el verdadero motivo de tus celos, siendo honesto/a con vos mismo/a. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con claridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc. No culpabilices  al otro de lo que te ocurre. Tenés que ser responsable de lo que sentís y no olvides que tus actos dependen de vos, y sos la única persona que puede cambiar tu conducta ante lo que estas sintiendo.
Solo algunas de las consecuencias de los celos son: a)- la persona celada seguramente se  sentirá asfixiada, b)- se manifestarán graves problemas en la comunicación, cerrándose el diálogo y el respeto mutuo. La persona celada posiblemente ponga fin a la relación, y en este último ejemplo sería la profecía autocumplida para el celoso, donde entonces va a poder decir: “Y…yo ya lo sabía, siempre estuve seguro/a que me engañaba”.