viernes, 17 de noviembre de 2017

ANATOMÍA DEL CONFLICTO

               

                    .....“El conflicto responde a un choque de intereses múltiples, encubiertos a veces por la máscara de argumentos racionales. Lo que siempre subyace es el odio, la rivalidad nacida de una lucha por el predominio o el prestigio.
…Para nosotros (psicólogos sociales), en la secuencia del fenómeno conflicto, el miedo aparece como situación central. Este miedo es el resultado de La proyección en el antagonista de las propias fantasías de destrucción. Dos ansiedades básicas, presentes en toda conducta humana, el miedo a la pérdida y el miedo al ataque, surgen en la situación de conflicto con la percepción de la hostilidad propia y la ajena.
   El miedo a la perdida representa, en un conflicto colectivo, el temor por la desaparición de valores e instrumentos culturales, conseguidos por la comunidad para la satisfacción de las necesidades grupales e individuales y el dominio de la naturaleza.
El miedo al ataque, estrechamente vinculado con el anterior, irrumpe con mayor intensidad cuanto más grande haya sido la pérdida o el daño instrumental.

El miedo a la muerte ocupa por fin, el núcleo existencial de toda conducta colectiva en circunstancias de tensión y conflicto”.


"Psicología de la vida cotidiana"
E.P. RIVIERE Y ANA QUIROGA

jueves, 12 de enero de 2017

LA PSICOLOGÍA SOCIAL. SUS FUNDAMENTOS. EL ESQUEMA CONCEPTUAL, REFERENCIAL Y OPERATIVO –



CONVERSACIONES CON ENRIQUE PICHON RIVIERE – Vicente Zito Lema



Usted pasa, paulatinamente, del psicoanálisis a la psicología social. ¿Cuáles fueron sus principales razones? – Pienso que se debe a que cada vez me fue interesando más el aspecto social, la actividad de los grupos en la sociedad. Claro está que ello implicó abandonar la concepción psicoanalítica ortodoxa, a la que me había entregado con tanta pasión. 
Esa ruptura, lo he reconocido, sig
nificó un verdadero obstáculo epistemológico; una aguda crisis que me llevó muchos años superar. Pienso que recién quedó resuelta con la publicación de mi libro que no casualmente se titula Del psicoanálisis a la psicología social. Para mi, ese libro significa una rendición de cuentas documentada y una toma de conciencia definitiva. – ¿Diría que hay ventajas operativas en la aplicación de las técnicas de la psicología social frente al psicoanálisis ortodoxo? –Si. La psicología social ofrece una mayor capacidad operacional y la posibilidad de hacer accesible el análisis a grupos de personas que no podrían costearse un tratamiento individual.

Es una “democratización” del psicoanálisis, y por lo tanto lo hace más útil, eficaz para la sociedad. – ¿Qué bases tuvo para desarrollar su concepción de la psicología social? –Mis planteos, esencialmente, surgieron de una praxis. Y creo que el primer antecedente está en esos grupos operativos de enfermeros que proyecté en el Hospicio de las Mercedes. 
Estimo también que mis concepciones estuvieron sugeridas, en parte, por algunos trabajos de Freud: Psicología de las masas y Análisis del yo. Más aun, creo que, en realidad, el verdadero fundador de la psicología social es Freud. Claro está que no tuvo continuidad en esa tarea. Si analizamos el trabajo que he citado queda en evidencia que alcanzó por momentos una visión integral del problema, o sea de la compleja interrelación hombre-sociedad. 

Pero, a pesar de ello, no pudo abandonar una concepción antropocéntrica, lo que le impidió desarrollar un enfoque dialéctico. – Desde el ámbito de la “antipsiquiatría”, especialmente por parte de Laing y Cooper, y desde otras zonas del pensamiento sociológico y contestatario, se cuestiona la concepción de la psicología clásica por centrar su enfoque en el individuo, desentendiéndose de la sociedad y la familia, una institución que se considera en crisis, tendiendo a desaparecer, y de esencia represiva. Estas críticas persisten aún en relación a la moderna psicología social, sin dejar de puntualizarse que la misma no entiende a la familia como “el centro básico de comprensión y ubicación casual de las patologías mentales”, sino que, por lo contrario, la ve tan sólo como una institución mediadora de la influencia social. ¿Cuál es su opinión sobre estas criticas? – La “antipsiquiatría” es una concepción impulsada por sujetos muy capaces. Muy conectados con el pensamiento de Sartre, pero, finalmente, con desviaciones serias en la teoría y en la práctica. Su mayor utilidad radica en haber puesto en acción a los terapeutas jóvenes para pensar más, para plantearse a fondo cuestiones sobre las que hay que volver una y otra vez. Es decir, son “estimuladores”, con raíces también místicas, que descarto, y surrealistas, con las que siento afinidad. 

Por ello mismo, tengo coincidencias y discrepancias con Laing y con Cooper. Rechazo, por ejemplo, el concepto de alienación de Laing y la función que tiene la familia dentro del esquema de Cooper. Pienso que es preciso distinguir los distintos tipos de familias y los diferentes medios sociales en los que se inserta el núcleo familiar. Por ejemplo, es muy particular y significativo el rol de la familia en un país dependiente, y muy distinto el que cumple en un país industrializado. Y esto se visualiza fácilmente si comparamos la familia norteamericana con la típica familia sudamericana. Hay entre ellas profundas diferencias y roles distintos a cumplir; también han tenido modelos diferentes. 

Sigo considerando a la familia como una estructura social básica, y a la enfermedad mental como la crisis, no de un sujeto, sino de una estructura que configura ese grupo familiar. Y he establecido el concepto de portavoz: o sea que el enfermo es el portavoz de la enfermedad del grupo. 4 Los conflictos sociales golpean en el núcleo básico, la familia. Allí es donde todas las privaciones tienden a globalizarse, donde se configura una estructura depresiva que encontrará un “chivo emisario” en uno de los miembros de la célula. Se habla de muerte de la familia, pero yo no creo que ésta, más allá de sus graves crisis, pueda llegar a desaparecer. Es una institución indestructible. El rol de padre, de madre, de hijo, son roles permanentes, legítimos, propios de cualquier cultura, y se han mantenido en toda la historia de la humanidad. Esto no hace que desconozca los problemas, y muy de fondo, que tiene la familia. Pero entiendo que la tarea correcta no es anunciar decesos que no se producirán, sino investigar sus crisis y modificar la realidad familiar mediante técnicas sociales idóneas para lograr nuevas ideologías en esta institución, para ir perfeccionándola. Hasta que se conviertan en verdaderos centros de aprendizaje dinámico de la realidad y del amor, generando así una amplia capacidad comunicativa. 
Hay que instrumentar debidamente a las familias y ello requiere una nueva ideología. Se trata, insisto, de superar las causas principales de esta crisis, que son la falta de comunicación entre los miembros o bien una comunicación desviada que se estereotipa en un determinado momento del desarrollo de la familia, creándose así un obstáculo fundamental. Por otra parte, es preciso aclarar que la psicología social no pone su acento en la familia, lo pone en la interacción entre familia y sociedad. Parte de un hecho real: que la familia es el núcleo de la estructura social, y busca investigar la interacción entre el centro y el conjunto social. Y el esquema, siempre en espiral, se completa con el individuo, que integra en forma dinámica la familia y la sociedad. No hay nada rígido. Si se modifica la familia, se modifican la sociedad y el individuo. Y si se lo modifica a éste habrá un cambio de familia y sociedad. Pero el acento, insisto, se pone en la interacción del núcleo con su estructura. También he sostenido que hay una doble dimensión del comportamiento, vertical y horizontal. Y que toda corrección de un proceso se logra a través de la explicación de lo implícito ; ello requiere una psicología dinámica, histórica y estructural. 

Esta concepción coincide con la que en el plano económico-social distingue una superestructura de una infraestructura y ubica a la necesidad como el verdadero impulso motor. Dentro de un proceso terapéutico, la resolución de las fisuras entre ambas dimensiones de comportamiento, vertical y horizontal, se obtiene a través de un instrumento de producción expresado en términos de conocimiento que permite el pasaje de la adaptación pasiva a la adaptación activa de la realidad. La primera significa alienación. – Desde hace ya varios años funciona en nuestro país la Escuela de Psicología Social, que usted ha fundado y dirige. ¿Cuáles son los principales fundamentos teóricos de esa Escuela? –Creo necesario comentar, primero, la tarea que la Escuela se propone. He caracterizado esa tarea como un aprender a pensar, lo que es entendido como la construcción de un ECRO (Esquema Conceptual, Referencial y Operativo). Ubicados en una praxis, hay una configuración mutua, dialéctica, entre instrumento y objeto de conocimiento. 

Y defino al ECRO como un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un determinado universo de discurso, que permitan una aproximación instrumental al objeto particular (concreto). El método dialéctico fundamenta este ECRO y su particular dialéctica. – ¿Cuál es, especialmente en relación con el funcionamiento del ECRO, el rasgo fundamental del método dialéctico? – Lenin señala, muy justamente, como rasgo fundamental de la dialéctica, “el desdoblamiento de lo que es uno y el conocimiento de sus partes contradictorias”. La identidad de los principios antinómicos es una noción que expresa una ley del conocimiento y una ley del mundo objetivo. La ley de identidad o unidad de los contrarios indica que en todos los fenómenos, en todos los procesos de la naturaleza, en el pensamiento y en la sociedad, existen tendencias contrarias, que se excluyen recíprocamente, a la vez que se relacionan, lo que nos permite la comprensión de su autodinámica y nos proporciona la clave de los procesos de cambio. El método dia léctico, por el que se desarrolla la espiral del conocimiento, implica un tipo de análisis que, a partir de los hechos elementales, las relaciones cotidianas, devela los principios opuestos, las tendencias contradictorias, fuentes configuradoras de la dinámica del proceso. Este método es el que permite la producción del conocimiento de las leyes que rigen la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, tres aspectos de lo real comprometidos en lo que denominamos “hombre-ensituación”. Con el término “hombre-en-situación” se pretende caracterizar un objeto de conocimiento, en una 5 tarea que reintegre lo fragmentado por un pensamiento disociado que escotomiza las relaciones entre sujetos, naturaleza y sociedad. 

El conocimiento, como dice Lefèbvre, pasa metódicamente de la escala de lo individual a la escala de lo social por una integración de lo particular en lo general y de lo general en lo particular. Así nuestra conciencia de las cosas cotidianas pierde su trivialidad. La psicología social es una de las formas que asume la crítica de la vida cotidiana. La psicología social que postulamos tiene como objeto el estudio del desarrollo y transformación de una realidad dialéctica entre formación o estructura social y la fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través de la noción del vínculo. Para nosotros el individuo humano es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinan.

 El sujeto no es sólo un sujeto relacionado, es un sujeto producido. No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases. Si ése es el objeto de la psicología social, en su campo operacional es el grupo el que permite la indagación del interjuego entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico (grupo externo), a través de la observación de los mecanismos de adjudicación y asunción de roles. O, dicho de otra manera, de las formas de interacción que nos conducen a establecer hipótesis acerca de sus determinantes. Para nosotros, la psicología social es significativa, direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter instrumental. Su punto de partida es una praxis. 
Y la experiencia de esa praxis, conceptualizada por una crítica y una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de rectificación y ratificación, logrando una objetividad creciente. Se configura así una marcha en espiral sintetizadora de teoría y práctica, que capacitará progresivamente al operador para elaborar una logística y construir una estrategia que, a través de la táctica y de la técnica de carácter operativo, llevará a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio espiralado que consiste en el desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación del hombre y la naturaleza. – Es evidente su gran valoración de la praxis. –Sí; porque sólo ella introduce la inteligibilidad dialéctica en las relaciones sociales y restablece la coincidencia entre representaciones y realidad. –Usted se ha referido al ECRO, o sea al Esquema Conceptual, Referencial y Operativo, como un instrumento con el que se opera en el campo de la psicología social. Le pediría que determinara tanto el sentido de esquema conceptual como sus atributos de referencial y operativo; sin olvidarnos, por supuesto, que al referirse usted al ECRO como instrumento, lo ha categorizado como unidad. – Cuando decimos “esquema” hablamos de un conjunto articulado de conocimientos. Y entendemos por “esquema conceptual” a los sistemas de ideas que alcanzan una vasta generalización.

 Son síntesis, más o menos generales, de proposiciones que establecen las condiciones según las cuales se relacionan entre sí los fenómenos empíricos. Es un conjunto de conocimientos que proporciona líneas de trabajo e investigación. Pero la investigación psicológica, o cualquier tipo de tarea científica sin un adecuado sistema conceptual seria ciega e infructuosa. El descubrimiento se hace posible por la adecuación del esquema conceptual del investigador a las características del fenómeno a investigar. Se tratarla entonces de una adecuación a las hipótesis. En síntesis, un esquema conceptual es un conjunto organizado de conceptos universales que permiten una aproximación adecuada al objeto particular. Se facilita así el enfrentamiento de la situación concreta a indagar o resolver. Por eso dice Kurt Lewin: “Nada hay más práctic o que una buena teoría.” Es importante señalar que si bien por el manejo exclusivo en ciertas ciencias de esquemas conceptuales se puede llegar a determinados descubrimientos verificables luego por la experiencia, también por la observación directa pueden descubrirse hechos no consignados en los esquemas conceptuales. Esto impone una rectificación del esquema conceptual. así como el ejemplo, anterior implica su ratificación. Es decir, siempre es necesario una verificación de la realidad. La ciencia, y dentro de ella la psicología social es un conjunto de observaciones ordenadas por y hacia un esquema conceptual susceptible de rectificación o ratificación. Eso es lo que hace dinámica a la ciencia.

 Una vez elaborado el esquema conceptual, su transmisión es rápida, fácil, es decir, el esquema conceptual es aprendible y transmisible . 6 Podemos decir que el ECRO es un modelo. Ahora bien. el modelo científico ha sido definido como “una simplificación o aproximación de los hechos naturales estudiados que, por su contribución lógica, enriquece la comprensión de esos hechos”; es decir que el modelo es un instrumento que por analogía nos permite la comprensión de ciertas realidades. O sea. el modelo es un instrumento de aprehensión de la realidad. Tomando un ejemplo dado por Levi-Strauss, diríamos que las relaciones sociales son la materia prima con la que se construye un modelo destinado a poner de manifiesto aspectos ocultos de esa realidad observada, enriqueciendo la perspectiva. El ECRO resulta un modelo en virtud de su carácter de instrumento para la aprehensión de la realidad. El ECRO es. entonces, instrumento de aprehensión del sector de la realidad que nos proponemos estudiar. Es decir, de la interacción, por ejemplo. Como modelo permite la comprensión de cada hecho particular desde una organización o articulación de conceptos universales. El aspecto referencial alude al campo, al segmento dé realidad sobre el que piensa y opera y a los conocimientos relacionados con ese campo o hecho concreto a los que nos vamos a referir en la operación. Un elemento fundamental de nuestro ECRO es el criterio de operatividad. 

En nuestro esquema conceptual, la operatividad representa lo que en otros esquemas es el criterio tradicional de verdad (adecuación de lo pensado o enunciado con el objeto). Si con nuestro ECRO enfrentamos una situación, social concreta, no nos interesa sólo que la interpretación sea exacta, sino, fundamentalmente, nos interesa la adecuación en términos de operación. Es decir. la posibilidad de promover una modif icación creativa o adaptativa según un criterio de adaptación activa a la realidad. Por eso hemos dicho, muchas veces, que la psicología social es direccional y significativa, en el sentido de que está, orientada hacia el cambio. Ese criterio de operatividad es el que se incluye en nuestro esquema conceptual orientándolo hacia la operación. – En la medida en que este esquema tiene por fin objetivarse en un instrumento que opera en la realidad social, ¿no cree que la praxis debería ser incluida como otro elemento constitutivo del mismo? –Así es; y lo hemos hecho, en tanto entendemos que el concepto de praxis alude a una realimentación permanente de teoría y práctica. En él, según un proceso dialéctico, cada a posteriori de una situación dada se convierte en el a priori de una nueva situación según el modelo de tesis, antítesis y síntesis. 

En tanto que estudia un proceso dialéctico –la relación del hombre con el medio– el ECRO, instrumento de aproximación, incluirá una metodología dialéctica: la psicología social que postulamos está orientada hacia la praxis Y tiene, por eso, carácter instrumental, y no se resuelve en un círculo cerrado sino en una continua realimentación de la. teoría a través de su confrontación con la práctica. La experiencia de la práctica conceptualizada por una critica y una autocrítica realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de rectificación y ratificaci6n. – ¿Cuales son los aportes que considera más significativos en la constitución del ECRO? – En su aspecto referido a la génesis y estructuración de la personalidad destacaría los aportes de Freud, Melanie Klein y G. H. Mead, entre los más importantes. En cuanto a la comprensión de los procesos sociales, particularmente los grupales, hemos tenido presente los hallazgos de Kurt Lewin, cuyo método, y esto debe señalarse, es doblemente experimental: 1) es un esfuerzo para hacer práctica la experimentación sociológica, 2) tiende a una forma de experimentación: la investigación activa.

 Como he dicho,. en nuestro ECRO, el criterio de operación, de producción planificada de cambio (en relación con el logro de los objetivos propuestos). constituye nuestro criterio de evaluación. Toda investigación coincide ya con una operación. En el terreno de las ciencias sociales no hay indagación que no promueva una modificación: es decir, el sólo hecho de aplicar, por ejemplo, un test al sujeto, si bien el test. no tiene una finalidad terapéutica, produce, sin embargo. una modificación en el sujeto. Podríamos decir que la relación establecida es la modificadora: esto fue postulado en primer término por Freud y reforzado por Kurt Lewin. Otro de los conceptos básicos incluidos en nuestro ECRO es del grupo interno, que, básicamente, nos permite definir la psicología social. 

Como ya he dicho antes, esto fue visto por Freud, si bien él no continuó desarrollando esta línea de pensamiento. 7 – Desde esta perspectiva, que pone su acento en lo social, ¿cómo definiría la noción de “grupo interno”? –Entendemos el grupo interno como un conjunto de relaciones interna lizadas, es decir, que han pasado del “afuera” al mundo interno y se encuentran en permanente interacción. Son relaciones sociales internalizadas que reproducen en el ámbito del yo relaciones ecológicas. Ahora bien: hemos dicho ya que la psicología social consiste en la indagación de las formas de interacción; y, para esta indagación, hemos construido un esquema titulado del cono invertido, en el que registramos como modalidades de interacción o procesos psicosociales, observables particularmente en el grupo operativo, los procesos de: afiliación-pertenencia, cooperación, comunicación, aprendizaje, tele, etcétera. – Dentro de la estructura que configura su teoría. usted hace particular hincapié en los “grupos operativos”?. ¿Cuáles estima que son las diferencias principales en relación con un grupo terapéutico tradicional? – Califico a un grupo como “operativo” cuando apunta hacia una dirección determinada, para comprenderla y dirigirla. Por lo tanto, el grupo operativo es nuestro instrumento para el logro de una praxis. Y corresponde plantear ahora si se trata o no de un grupo terapéutico... Mi respuesta es positiva. Parto de entender que toda conducta desviada surge de un trastorno del aprendizaje, de un estancamiento en el aprendizaje de la realidad. 

El grupo operativo en la medida en que permite aprender a pensar. a vencer a través de la cooperación y la complementaridad en las tareas las dificultades del aprendizaje, es terapéutico. Es decir, el grupo operativo ayuda a superar el estancamiento enriqueciendo el conocimiento de sí y del otro en la tarea. De allí que. reitero, el grupo operativo sea terapéutico, en el sentido que hemos establecido; o sea, permite la superación de trastornos en el aprendizaje, en el pensar, en el contacto con la realidad, etcétera. Claro está que la terapia no es el objetivo principal del grupo operativo, pero algunas de sus consecuencias pueden ser consideradas terapéuticas en la medida en que instrumentan al sujeto para a operar en la realidad. 

El grupo operativo, como técnica, ayuda a resolver las dificultades internas de cada sujeto, los estancamientos y el pensamiento dilemático, haciéndolo dialéctico a través de una praxis en la que está incluido el esclarecimiento de las resistencias al aprendizaje como cambio. La resolución dialéctica instrumenta, como hemos dicho, para el enfrentamiento de esa nueva situación. – A la inversa, ¿diría usted que todo grupo terapéutico es, en cierta forma, operativo? –Si nos atenemos estrictamente a mi teoría, opino que sí. Dado que todo está centrado en que, para ser grupo, debe ser dinámico, operativo. En el caso del grupo terapéutico, estará encaminado a una tarea: curarse, que es una forma de crear y de aprender. O sea que para ser grupo –terapéutico u operativo– se requiere, indispensablemente, hacer eje en la creación. – ¿Cuál es la relación determinante entre un grupo operativo y el ECRO? –Con el grupo operativo nos proponemos construir un ECRO común ya que hay una unidad del enseñar y el aprender. El ECRO, como instrumento único –unidad operativa–, está orientado hacia el aprendizaje y la tarea. El ECRO nos permite una comprensión horizontal (las relaciones sociales, la organización y el sistema social) y vertical (el individuo inserto en este sistema) de una sociedad en permanente situación de cambio y los problemas de adaptación o de relación del individuo con su medio. – ¿A dónde conduce la construcción de un esquema conceptual, referencia y operativo para el abordaje de un campo de conocimiento? – Nos conduce a una actitud de autocrítica, no sólo desde el punto de vista de las rectificaciones y ratificaciones que se dan por la síntesis de teoría y práctica, sino por lo que denominamos análisis sistémico y análisis semántico del ECRO. Es decir. una filosofía de la ciencia que incluiría: a) una epistemología con una definición de lo que es el conocimiento y el criterio de verdad (operatividad); b) una metodología, indagación de los métodos incluidos en el ECRO; e) una sistematología, estudio del ECRO como sistema complejo de 8 conceptos; a eso lo denominamos análisis sistémico, que puede ser intrasistémico –y estudiamos su articulación y coherencia interna – o intersistémico –y analizarnos su relación con otros ECRO–. Completando lo ya dicho, agregaría que todo esquema conceptual, referencial y operativo tiene un aspecto superestructural y otro aspecto infraestructural. 

Lo superestructural está dado por los elementos conceptuales y lo infraestructural por los elementos emocionales, motivacionales, es decir lo que nosotros denominaríamos verticalidad del sujeto, elementos éstos surgidos de su propia experiencia de vida y que determinan las modalidades del abordaje de la realidad. Y un análisis coherente de nuestro ECRO nos obliga siempre, como operadores sociales, a intentar esclarecer tanto los aspectos superestructurales como los aspectos infraestructurales.