jueves, 27 de noviembre de 2014

Traumas en la niñez

        Haber sufrido traumas en la infancia puede tener efectos en la edad adulta. Los niños que han sufrido traumas suelen tener una visión del mundo que les rodea aterradora. Si el trauma no se resuelve puede desencadenar futuros traumas en la edad adulta. Los síntomas son: ira, cambios de humor, sentimientos de culpa, tristeza, ansiedad, aislamiento social, miedo. Los síntomas  físicos se hacen notar cuando el menor tiene insomnio, pesadillas o dificultades para dormir.


Es importante recordar que un trauma es una lesión duradera producida por un agente generalmente externo. En el tema de las emociones, es un choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente.

Los traumas producen recuerdos impactantes e intensos, inesperados, incontrolables que son manifestados de una forma intensa perturbando la sensación de seguridad y auto confianza de la persona y provocan reacciones totalmente vulnerables y temerosas para su entorno como para el individuo mismo.
Como parte de la intervención, el psicólogo infantil puede trabajar aspectos concretos de las emociones y sentimientos del niño. Según la edad y su historia, puede ser necesario reelaborar antiguos traumas o acompañar al niño para afrontar nuevas situaciones.

Muchas de sus conductas desadaptadas no dejan de ser manifestaciones reactivas ante situaciones vitales estresantes actuales o pasadas. Por tanto, a nivel terapéutico hay que intentar corregirlas pero sin olvidar su origen emocional.