La falsa conciencia
El apoyo de un trabajador asalariado
que no llega a fin de mes y el de un excluido social a las políticas de derecha,
tal vez sirva para conservar la gran
esperanza de hacerse rico. Si la izquierda se supone que redistribuye y hace que todos seamos
iguales, acabaría con la posibilidad de entrar en el club de los privilegiados,
por lo tanto muere un referente, desaparece un sueño.
La falsa conciencia afecta de
manera radical las sociedades de hoy , el sistema actual va a terminar con la
identidad de las personas. Debemos tener presente la conciencia de clase, ese concepto marxista que define la capacidad de
los individuos que conforman una clase social de ser consciente de las relaciones
sociales antagónicas (ya sea económicas, políticas, etc,) que se aduce siendo
la condición original de la organización de una sociedad de clases y de actuar
de acuerdo a ellas.
Muchos dirán que ya no hay
izquierdas ni derechas. Pero la verdad es que no nos gustan las etiquetas. La
premisa básica de un pobre de derecha es que con trabajo duro se puede cambiar
de clase. Es decir, piensan que las clases sociales son permeables.
Los ricos de izquierdas, son hipócritas,
porque ellos saben que su forma de pensar no es congruente con su forma de
vivir, y en esto se parecen al pobre de derecha.
También tenemos al facho pobre. ¿Quién es este personaje? Es ese taxista que repite
de forma idéntica lo que escuchó por radio durante toda la mañana. El que dice que hace falta mano dura en el país y su ideología
política es tan extrema que pide que
vuelvan los militares y el servicio militar.
También es ese guardia de supermercado con el que te pones a hablar un
rato y te dice que la única forma de terminar
con la inseguridad es reprimir con violencia y pide la pena de muerte.
En consecuencia, la falta de
identificación con nuestra propia clase social provoca la pérdida de
solidaridad grupal, así como comportamientos incoherentes con nuestra propia
situación. Muchas veces intentamos imitar aquello que nunca seremos. Podríamos
hablar de un comportamiento ajeno a las necesidades de nuestro propio ser, que
a la vez es regulado mediante un proceso de alienación cultural. De este modo aparece una ilusión de reencuentro
con la realidad, (Debord), en una sociedad en la que nadie puede ser reconocido
por los otros, y en donde cada individuo es incapaz de reconocer su propia
realidad. La realidad es sustituida por los "reality shows", por
ejemplo.
Por otro lado, las clases bajas tienen
muchos aspectos en común que los une, la limitación material, un bajo
estatus en la escala social, ser objeto de desprecio por la producción cultural
y la adoctrinación en la educación; también otras cualidades positivas como la
capacidad de crear, la sinceridad, el aprecio por lo informal y por lo
cotidiano, pero sobre todo, la capacidad de resistencia y muchas veces de
lucha. Pero no hay que olvidar que la práctica política cuando quiere ser
eficaz está condenada a utilizar técnicas de persuasión colectiva que consisten
en degradar a los seres humanos transformándolos en cosas o mirándolos como si
fueran cosas. De este modo reifican y desdialectizan el pensamiento.
El concepto de igualdad de
oportunidades tan nombrado, en el neoliberalismo no significa un derecho igual
a una vida humana para todos, sino “el mismo derecho, igual para todos, de
participar en la carrera competitiva para alcanzar el máximo beneficio posible”
(Macpherson, 1968, p.64) Con este supuesto se justifica la desigualdad de la
propiedad porque la raíz de la misma no está en el tipo de división social del
trabajo o en las relaciones sociales de producción , sino en la desigualdad de
fuerza y destreza en el diferente merito personal de cada uno en la lucha
competitiva de conseguir bienes . O sea, el par contradictorio riqueza -
pobreza no es un problema estructural de las relaciones sociales capitalistas,
sino un problema de ingenio personal y de mayor o menor aplicación en la
competencia del mercado. Las desigualdades sociales serían consecuencias
únicamente de las desigualdades naturales.
Desde esa perspectiva, el
neoliberalismo es un darwinismo social que interpreta el aumento del número de
pobres como un costo necesario de la evolución social, para que los mejor
dotados prosperen y los menos dotados desaparezcan.
La producción material se
convierte en una producción mental. De allí que podemos proponer un ejemplo
comunicacional, el discurso mediático del "Siempre han existido los pobres
“o como dijo un ex presidente argentino: “Como dijo nuestro Señor Jesucristo, siempre
habrá pobres entre ustedes” (él no se incluyó en el "nosotros", por supuesto). Nuestra
vida social, política y cultural, está atravesada de falsedad, un sistema
político-cultural que se sedimentan en el engaño. La cultura de la imagen,
suplanta a la palabra y determina el inconsciente colectivo de que nos
nutrimos, cuya farsa es la del mito y de este modo se diluye la identidad
individual.
Ernesto Moya
Psicólogo Social