De este modo , se configura una espiral permanente,
por el cual un enfermo que está en tratamiento y mejora opera simultáneamente
en todo el círculo familiar, modificando estructuras en ese medio (produciendo
una desalienación progresiva del intra y del extragrupo).
Pichón Rivière establece una
fuerte vinculación entre adaptación activa y aprendizaje, definiendo a éste último como
adaptación activa a la realidad. En efecto, "la adaptación activa a la realidad y el aprendizaje
están indisolublemente ligados. El sujeto sano, en la medida en que aprehende el objeto y lo
transforma, es decir, que hace ese aprendizaje operativo, se modifica también a sí mísmo entrando en
un interjuego dialéctico con el mundo en el que la síntesis que resuelve una situación
dialéctica se transforma en el punto inicial o tesis de una antinomia que deberá ser resuelta en ese
continuo proceso en espiral".
La familia es el grupo primario
donde comienza este proceso. Como indica Pichón Rivière, "la tarea del grupo familiar es la
socialización del sujeto, proveyéndole de un marco y basamento adecuados para lograr una adaptación activa a la realidad en la que se modifica él y modifica al medio, en un permanente
interjuego dialéctico".