Por Cosecha Roja · Publicado el 14/05/2015
“Si la mujer es un objeto puedo
romperlo, cambiarlo, cortarlo, maltratarlo, esconderlo”, dijo a Cosecha Roja
Stella Martini, doctora en Ciencias Sociales. Desde el crimen de Chiara
#NiUnaMenos circula por las redes sociales con ferocidad. Anoche Marcelo Tinelli
tuiteó la consigna: tuvo más de 6 mil RT y 7 mil FAVS. Después el show
continuó: cuerpos bellos, flacos, rubios, exitosos que representan el modelo de
mujer ideal del siglo XXI.
En la Argentina de 2014 casi 300
mujeres fueron asesinadas por varones. Los femicidios -como el de Chiara,
Melina, Daiana y Ángeles- son el último eslabón de la cultura de la violencia
contra la mujer. El camino empieza cuando un tipo te mira el escote en vez de a
los ojos, cuando te grita “què linda, mami” por la calle, cuando te apoya en el
colectivo, cuando se te acerca tanto que te quita el espacio vital, cuando dice
que una chica se embaraza para cobrar un plan, cuando te llama veinte veces al
celular para controlarte. “Son maneras de ejercer un poder y no porque haya una
enfermedad: hay una cultura que lo autoriza”, dijo Martini.
Esa violencia no está solamente
en la intimidad del hogar o la vía pública: también mide más de 30 puntos de
rating en el prime time de la televisión. En ‘el Bailando’ casi todas las
participantes son flacas, tienen el cutis perfecto y las piernas sin celulitis.
Pasaron horas en la peluquería, invirtieron tiempo con el personal trainner y
el coach de baile y fortunas en la depilación definitiva. “Es el modelo de
éxito patriarcal: mujeres bellas y deseables toda la vida que ocupan el lugar
del deseo sexual. Algunas querrán hacerlo, otras no. El problema es que sea un
modelo único impuesto para todas”, dijo a Cosecha Roja Vanesa Vázquez Laba,
socióloga y parte del programa Contra la Violencia de Género de la Universidad
de San Martín (UNSAM).
La periodista Hinde Pomeraniec
escribió en Facebook: “Desde que la consigna #NiUnaMenos tomó la calle, la
palabra femicidio está en las redes, en los medios, en las conversaciones. Y
llegó a Tinelli, sí, también. El mismo que muestra el culo de las chicas pero
cuyo programa ven millones de personas que seguramente nunca antes escucharon
hablar de femicidio. El riesgo de la frivolización existe. La discusión de cómo
se educa y cuál es la mejor campaña aún no está cerrada; que yo sepa nadie
tiene la palabra final sobre esto”. Para ella muchos se sacan la foto sólo para
figurar y otros están verdaderamente preocupados.
“A las mujeres que dicen que no,
que se ofenden, no les creo nada. No puede haber nada más lindo que un piropo,
por más que esté acompañado de una grosería. Que te digan qué lindo culo que
tenés, está todo bien”, dijo el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri en
abril del año pasado. Ayer se subió a la campaña #NiUnaMenos y publicó una
carta en Facebook:
“Matar a una mujer o golpear a
una mujer no es de hombre. Respetar es amar. Pensá en tu hija, en tu madre, en
tu hermana. Tenemos que actuar juntos para terminar con esta epidemia de
violencia contra la mujer”
Esta mañana el programa de radio
de Andy Kusnetzoff empezó con los panelistas preguntándole a una chica que
tenía un herpes en la boca si le había practicado sexo oral a alguien. “Yo
puedo ponerla donde quiera”, dijo unos minutos después Kusnetzoff. Se refería a
su habilidad para tirar una ojota, pero enseguida empezó el doble sentido, que
toda la mesa festejó. Ayer publicó en Twitter su foto con la consigna
#NiUnaMenos.
Para Vázquez Laba los últimos
asesinatos de mujeres “sobrepasaron algunos límites de la sensibilidad social”.
Por eso ahora se volvió “políticamente correcto” sumarse a una campaña que
retoma reclamos históricos del feminismo sobre el trato de los cuerpos de las
mujeres. Es la hipocresía hecha discurso. “Algunos sectores hacen un uso
político. Tinelli es el emblema de la misoginia”, dijo la socióloga. Martini se
refirió a él como “el conductor del prime time que exhibe -como máxima
atracción- a mujeres con enormes pechos, labios gordos y semidesnudas”. Y a
Macri como “un político de derecha atravesado por los discursos del machismo”.
“La vida cotidiana de la mujer
está permanentemente condicionada por el relato violento de cómo debe ser, cómo
se debe vestir, cómo debe actuar y desear. Eso organiza la subjetividad de las
personas y coarta la libertad de elección. Hay que romper ese modelo,
desarmarlo, desarticularlo”, dijo Vázquez Laba.
El chiste fácil sobre sexo es
canchero: cortar la pollera ante las cámaras, imitar a Guillermo Francella
diciendo “es una nenaaaa”, arrinconar a una mujer con preguntas sobre la
intimidad ante los micrófonos. “Es una cultura violenta que está legitimada, si
alguien dice algo en contra lo tildan de ‘amargo’”, dijo Martini. Y explicó que
existe una una relación con la trama violenta de la cultura argentina: “no
cualquier sociedad tiene tal número de mujeres asesinadas”, dijo.
Chiara Páez apareció enterrada en
el patio de la casa del novio de 16, que confesó el crimen y quedó detenido.
Hoy la Justicia también imputó a su mamá y su padrastro. Ni bien se conoció la
noticia en los medios publicaron notas sobre el noviazgo violento y embarazo
adolescente. Pero ¿por qué a una familia se le ocurre que puede matar a una
chica? Para Martini no se trata de hablar de las relaciones violentas de pareja
o intrafamiliares. Falta discutir la “trama de violencia contra las mujeres”
legitimada en los medios de comunicación.
[Nota publicada el 14/5/2015]