viernes, 3 de junio de 2016

Planificar la esperanza (Por Vicente Zito Lema)

El desafío de Planificar la esperanza  


Por Vicente Zito Lema, mayo 2016.-




 La alegría de la vida impulsa nuestra conciencia ante la angustia de la finitud, frente al desencanto de las ilusiones, y desafía la potencia de ser plenamente los sujetos de cada destino, atados y desatados por el destino social.

Aún en tiempos de incertidumbre y desesperanza -como bien señalara Enrique Pichón Riviére, maestro del pensamiento latinoamericano- se torna imprescindible, con toda la fuerza y urgencia de dar respuesta a las necesidades de la verdad, gestar proyectos colectivos donde planificar la esperanza junto a otros.

De eso se trata, hoy y aquí,  cuando sentimos que la historia se detiene, cuando el camino por donde avanzábamos en busca de concretar el sueño de un real humanismo, aun con equivocaciones, debilidades, errores de toda naturaleza, pero avanzando en el balance de la historia, queda más que amenazado, literalmente destruido.

Cuesta aceptar que de pronto nos encontremos en un momento de la vida social tan cruel, que parecía para siempre superado. Ante nuestros ojos aparecen los fantasmas de la melancolía, y en especial los monstruos del rencor,  todas formas que asumen las pasiones tristes que envenenan la vida de los seres humanos y de las sociedades que paso a paso construyen.

Aun asi, insistimos, por encima de todas las dificultades, superando los actos maliciosos de quienes desde el poder dañan a las mayorías, especialmente a los más expuestos ante la necesidad, es preciso mantener la esperanza, apostar a la dimensión dialéctica de la esperanza, a su construcción grupal, comunitaria, histórica.

Habrá que pensar y actuar. Pensar en la dimensión de los efectos que sufrimos, pero mucho más entrar a fondo en la naturaleza y dimensión de las causas que provocaron esos efectos morbígenos.

Nada se supera sin conocimiento de la realidad que debemos trasformar. Tampoco nada de buena eternidad se construye en soledad, sin la capacidad para generar potentes lazos fraternales, amorosos, en búsqueda de construir la casa de la historia que nos cobije a todos.

Digo otra vez lo que dije memorando el reciente 24 de Marzo y el espanto social que provocara el terrorismo de estado, frente hoy a estas formas autoritarias de gobierno, que de otra manera y con otras legalidades siento que amenazan nuestro futuro, y abren otra vez las heridas del dolor social.



Que la violencia de tanto poder no ciegue nuestros ojos.
Ni el pavor de lo padecido clausure la conciencia.
Que la voluntad de ternura jamás nos abandone.
Y que la paz crezca en nuestros cuerpos.
Cuando lo justo y necesario sea el bien de todos.

Y reine la belleza que honrará la vida