Sigmund Freud señala claramente
su postura frente al problema de la relación entre psicología individual y
psicología social o colectiva en su trabajo Psicología de las masas y análisis
del yo. Dice en la introducción de este libro, en general tan mal comprendido:
"La oposición entre psicología individual y psicología social o colectiva,
que a primera vista puede parecernos muy profunda, pierde gran parte de su
significación en cuanto la sometemos a un más detenido examen.
La psicología individual se concreta, ciertamente,
al hombre aislado e investiga los caminos por los que el mismo intenta alcanzar
la satisfacción de sus instintos, pero sólo muy pocas veces y bajo determinadas
condiciones excepcionales, le es dado prescindir de las relaciones del
individuo con sus semejantes. En la vida anímica individual, aparece integrado
siempre, efectivamente, 'el otro' como modelo, objeto, auxiliar o adversario y
de este modo la psicología individual es al mismo tiempo y desde el principio
psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado."
Se refiere
luego Freud a las relaciones del individuo con sus padres, con sus hermanos,
con la persona objeto de amor y con su médico, relaciones éstas que han sido
sometidas a la investigación psicoanalítica y que pueden ser consideradas como
fenómenos sociales. Estos fenómenos entrarían en oposición con aquellos
denominados 1965. 41 narcisísticos por Freud (o autísticos, por Bleuler).
Podemos observar, de acuerdo con los aportes de la escuela de Melanie Klein,
que se trata de relaciones sociales externas que han sido internalizadas,
relaciones que denominamos vínculos internos, y que reproducen en el ámbito del
yo relaciones grupales o ecológicas. Estas estructuras vinculares que incluyen
al sujeto, el objeto y sus mutuas interrelaciones, se configuran sobre la base
de experiencias precocísimas; por eso excluimos de nuestros sistemas el
concepto de instinto, sustituyéndolo por el de experiencia. Asimismo, toda la
vida mental inconsciente, es decir, el dominio de la fantasía inconsciente,
debe ser considerado como la interacción entre objetos internos (grupo interno)
, en permanente interrelación dialéctica con los objetos del mundo exterior.
Freud
insiste en la necesidad de una diferenciación de los grupos, pero afirma que de
todas maneras las interrelaciones entre individuos siguen existiendo, y que no
es necesario apelar para su comprensión a la existencia "de un instinto
social primario e irreductible pudiendo los comienzos de su formación ser
hallados en círculos más limitados, por ejemplo, en la familia". En otro
párrafo Freud dice: "Basta con reflexionar que el yo entra, a partir de
este momento, en la relación de objeto con el ideal del yo por él desarrollado,
y que, probablemente, todos los efectos recíprocos (que pudiéramos señalar como
regidos por el principio de acción recíproca funcionando en forma de espiral)
desarrollados entre el objeto y el yo total, conforme nos lo ha revelado la
teoría de las neurosis, se reproducen ahora dentro del yo." Este conjunto
de relaciones internalizadas en permanente interacción y sufriendo la actividad
de mecanismos o técnicas defensivas constituye el grupo interno, con sus
relaciones, contenido de la fantasía inconsciente.
El análisis de estos párrafos nos muestra que Freud
alcanzó por momentos una visión integral del problema de la interrelación
hombre-sociedad, sin poder desprenderse, sin embargo, de una Podríamos objetar
aquí que tal oposición no existe por cuanto todo narcisismo es secundario, en
la medida en que en el vínculo interno, que puede tener una apariencia
narcisística, el objeto ha sido previamente introyectado. Es decir, que al
darse una estructura vincular, "el otro", el objeto, está siempre
presente a través de dicho vínculo, aunque sea escamoteado bajo la apariencia
de un narcisismo secundario. 42 concepción antropocéntrica, que le impide desarrollar
un enfoque dialéctico. Pese a percibir la falacia de la oposición dilemática
entre psicología individual y psicología colectiva, su apego a la
"mitología" del psicoanálisis, la teoría instintivista y el
desconocimiento de la dimensión ecológica le impidieron formularse lo
vislumbrado, esto es, que toda psicología, en un sentido estricto, es social.
El proceso grupal - E. Pichon-Rivière