Su visión también aboga por
la transformación social como un componente crítico de la salud mental. Pichón
Rivière creía que el cambio social y la creación de condiciones de vida más
justas son necesarios para promover el bienestar psicológico en la población.
La inseguridad económica y
social puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad. Las preocupaciones
sobre la pérdida de empleo, la falta de recursos y la inestabilidad en el
entorno pueden llevar a trastornos de ansiedad y otros problemas de salud mental.
Por otra parte, la sensación de desesperanza que puede derivarse de una crisis social o económica puede contribuir al desarrollo de la depresión. Los sujetos pueden sentirse atrapados en su situación y perder la motivación o el interés en actividades que solían disfrutar. Pueden llevar a que se sientan inseguros en su entorno, lo que a su vez puede provocar el aislamiento social. Este aislamiento puede agravar problemas de salud mental y generar una fuerte sensación de soledad.
Ante la presión y el
sufrimiento emocional, algunas personas pueden recurrir al uso de drogas o
alcohol como mecanismos de afrontamiento, lo que a su vez puede llevar a
problemas de salud y complicar aún más su situación.
En resumen, una situación social negativa, una economía débil y la violencia social pueden tener profundas repercusiones en la salud mental y el comportamiento de las personas, afectando tanto su bienestar individual como la cohesión social en general. Es fundamental abordar estos problemas desde múltiples frentes, incluyendo la salud mental, el apoyo comunitario y políticas sociales y económicas que promuevan la estabilidad y el bienestar.
Ernesto Moya
Psicólogo Social - Consultor Psicológico