Si revisás el historial de mensajes del
celular de tu pareja, si te preguntas porque se arregla tanto y se perfuma para
ir a trabajar, si intentas revisar sus mails, investigas a fondo su facebook,
revisas sus bolsillos y cada papelito que anda suelto por ahí, entre otras
cosas. Este artículo es para vos y para todas las victimas de celosos y
celosas. Hay diferentes tipos de celos, en este caso me voy a centrar en el
ámbito de la pareja.
Aunque la cultura se esfuerce por
demostrarnos otra cosa, los celos no son amor.
Gran cantidad de canciones,
poemas, películas y telenovelas nos dicen lo contrario, pero los celos suelen ser una suma de sentimientos negativos tales como:
falta de autoestima, posesividad, necesidad enfermiza de controlar al otro, falta
de habilidades sociales, desconfianza y hasta agresividad. Estos sentimientos se alejan mucho del amor. La
persona celosa, quiere que estés con
ella, luego con ella, después con ella y si te queda algo de tiempo también con
ella.
Comienza a absorber tu tiempo e intimidad poco a poco.
Andar
por la vida sufriendo celos de forma moderada es una respuesta emocional normal
pero, experimentarlos de manera
exagerada y descontrolada lo convierten en algo patológico. Cuando los celos
son enfermizos empañan la razón de quien los padece, oscurecen el pensamiento y
el buen entendimiento. Ninguna explicación es buena y el sentido común desaparece
por completo.
Es señal de que a nivel psicológico hay algo
que no anda bien. Las personas celosas son capaces de abandonar sus actividades y condicionar la vida de la otra
persona para no sentir celos (igualmente lo sienten), sin pensar que estas
acciones pueden terminar deteriorando la pareja, las amistades y también las
relaciones familiares. El celoso/a llega a
presionar al compañero de diferentes formas, enojándose, haciendo chantaje
emocional, reprochándole a su pareja falta de atención, etc.
Lo más dañino de los celos patológicos es el
sentimiento de posesión sobre el otro o creer que el otro es propiedad de uno,
este sentimiento puede desembocar en lo paranoico. Estas personas que tienen
una fuerte dependencia emocional hacia los otros, experimentan tal grado de
propiedad sobre la otra persona que las convierte en personas peligrosas y
capaces de agredir a la persona amada ante la posibilidad de perderla.
Cualquier comentario y gestos del otro son analizados
en busca de una pista que lo acerque aún más a su idea fija. El celoso siempre
actúa motivado por la desconfianza, es una persona que suele ponerse de muy mal
humor si su pareja comparte tiempo con otros o amplía su círculo de amigos.
Justifica sus actos tratando de encontrar pruebas que demuestren una posible
aventura. Sus sospechas se basan, la mayoría de las veces, en hechos infundados y,
el constante temor a ser engañados o abandonados les lleva a ejercer un
continuo estado de vigilancia permanente sobre la pareja. Cuando el celoso interpreta los hechos lo hace de una
manera distorsionada y busca todas las pistas y señales que confirmen esa
desconfianza, la mayoría de las veces, no encuentra ninguna, y su frustración
es tal, que termina por violentar a la pareja para descargar su frustración y
su ira.
El celoso/a
va a tratar de que dejes de ver a tus mejores amigos, y les va a buscar todos
los defectos posibles para convencerte de que no son buenas personas, tratando
de manipularte hasta que dejes de verlos. La persona celosa te felicitará por
tus logros, pero muchas veces si siente que vas creciendo, se asusta y teme que
te alejes de ella, por lo tanto cualquier actividad que realices rodeado de
gente con ciertos logros que la hagan sentir inferior la va a poner de muy mal
humor. Es más fuerte el miedo que el amor.
Melanie
Klein sostenía
que los celos se basan en la envidia, pero que son muy diferentes de ella. La
distinción que ella establece entre ambos es similar a la aquí planteada:
"La envidia es el sentimiento de enojo porque otra persona posee y
disfruta algo deseable, y el impulso envidioso apunta a despojarla de ese algo
o echarlo a perder, el envidioso no quiere el coche del vecino, solo quiere
rayárselo”. El celoso se siente excluido de una escena en la que le gustaría
participar. Los celos, conciernen a la relación de la persona con por lo menos
otras dos, y se relacionan principalmente con un amor que el individuo siente
que le corresponde y le ha sido arrebatado, o bien está a punto de serle arrebatado.
Según Freud nadie puede escapar a los celos (llamados
normales) porque se originan en dolorosas experiencias infantiles por las
que todos alguna vez atravesamos. Estos traumas infantiles universales vuelven
a experimentarse cada vez que se despiertan nuestros celos en la edad adulta.
Para Freud, en los celos “normales” (los que
experimentados en algún momento de nuestras vidas) siempre hay algunos
componentes irracionales. La razón es que los celos demuestran tener profundas
raíces en lo inconsciente y son la continuación de impulsos muy tempranos en la
vida afectiva infantil. Las experiencias infantiles ejercen una gran
influencia en nuestra elección de pareja. Cuando encontramos a esa persona, proyectamos en ella
la imagen interna que se formó en nosotros durante nuestra infancia. Los celos
proyectados derivan tanto de una verdadera infidelidad como de impulsos hacia
la infidelidad que han sido reprimidos. Si vos fuiste infiel, o deseaste a
alguien pero no actuaste en consecuencia, es muy probable que proyectes esa
infidelidad sobre tu compañero aunque éste sea inocente. O sea, le vas a echar
la culpa al otro de lo que vos hiciste o
quisiste hacer y no te animaste, reaccionando con una escena de celos. Lo ideal
es lograr la comprensión de las
verdaderas causas de los celos haciendo que vinculen las experiencias del
pasado con los problemas actuales. También es probable
que una persona que haya presenciado escenas de celos en sus padres y tenga más
predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del
otro.
En el caso que una persona
celosa pueda comprender que gran parte de sus celos son producto de sus propios
impulsos reprimidos de infidelidad y que su compañero es una persona fiel, esa
percepción puede ser suficiente para acercarse a la solución del problema de
celos. En el caso de los celos delirantes, la solución no es tan fácil. Cuando los celos se vuelven patológicos se conoce como Celotipia. Hablar de
celopatía es hablar también de un claro componente paranoico. Y como sucede en
estas personas, el convencimiento sobre su verdad es total, sin que nada ni
nadie logre convencerlos de lo contrario. En su mundo interno ya están fijadas
una serie de ideas sobre las que se irá filtrando la realidad.
Si sos pareja de un celoso, en primer lugar busca apoyo
profesional para hacer frente al problema. No pases la vida dando explicaciones
de algo que no sos culpable, el celoso/a no las entiende.
No permitas que una pareja
celosa arruine tus proyectos. La persona que te ama tiene que ser tu apoyo emocional,
cómplice de tus logros y viceversa.
Si te
reconoces en este artículo y sentís que tus celos están fuera de control, si
está afectando sus relaciones y partes importantes de su vida, es momento de considerar asesoramiento para aprender a manejarlos
mejor. Un psicólogo u otro profesional de la salud mental autorizado para ejercer
puede trabajar con vos en el desarrollo de algunas técnicas para transformar tu
pensamiento y tu conducta.
Mientras
tanto, vas a tener que esforzarte en ser objetivo/a y
aprender a diferenciar lo que son hechos reales de lo que puede estar
manipulando tu imaginación. Analizá y preguntate primero por el
verdadero motivo de tus celos, siendo honesto/a con vos mismo/a. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con
claridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc. No culpabilices al otro de lo que
te ocurre. Tenés que ser responsable de lo que sentís y no olvides
que tus actos dependen de vos, y sos la única persona que puede cambiar tu
conducta ante lo que estas sintiendo.
Solo algunas de las consecuencias de los celos son:
a)- la persona celada seguramente se
sentirá asfixiada, b)- se manifestarán graves problemas en la
comunicación, cerrándose el diálogo y el respeto mutuo. La persona celada
posiblemente ponga fin a la relación, y en este último ejemplo sería la
profecía autocumplida para el celoso, donde entonces va a poder decir: “Y…yo ya
lo sabía, siempre estuve seguro/a que me engañaba”.