Por Ernesto Moya
Todas las mañanas, casi tomando
forma de rutina, con mate o café de por medio la mayoría de las personas
necesitan informarse. Algunos encienden la tele, otros la radio, otros
encienden la computadora y consultan los diarios “on line”, y finalmente otros
a la vieja usanza, compran el diario en el kiosco de la esquina. Todos
coinciden en lo mismo, el consumo de una misma mercancía, las noticias. Toda esa
información los va a atravesar el resto del día. Esta realidad social va a
estar de alguna manera recortada y determinada por los medios de comunicación.
Entre títulos como “último momento”,“noticias de actualidad”, “lo que está
pasando ahora” y otros, van delineando una realidad en la cual estamos acríticamente sumergidos,
naturalizando los hechos.
Muchos periodistas moldean el
relato de la realidad y hacen de ella una realidad de todos. Debemos recordar
que estamos inmersos en un sistema de producción, por lo tanto el discurso
social siempre va a ser funcional a éste, aunque también presupone una
interpretación por parte del receptor. Para colmo, los sectores de
poder saben mucho de estas cosas y de cómo
llegar a la franja de la población que les interesa.
En estrategias
psicosociales a estos métodos se los define como la forma de abordar al “público
blanco”. Una de las formas es elegir una persona de reconocido prestigio y que
tenga influencia sobre ese “público blanco”. Éste puede ser un actor, un periodista,
un deportista o…un neurólogo, que se convierte en una pieza clave para trasmitir
la información deseada, obviamente hay muchas formas de contar con la voluntad
del mismo.
La utilización del registro emocional permite
abrir la puerta de acceso al inconsciente para crear o injertar ideas, deseos,
miedos, dudas, mandatos o estimular determinados comportamientos. Grandes
empresas crean revistas científicas lanzándolas a posiciones relevantes aunque
de manera artificial, promueven a profesores e intelectuales a su servicio y
dictan lo que ha de ser estudiado o investigado y hasta donde. Y aunque usted
no lo crea, el falso conocimiento y la manipulación llegan a generar mucho
dinero.
El reconocido lingüista, Noam
Chomsky, una de las voces más respetadas y consolidadas de la disidencia
intelectual, durante la última década señala que el sistema ha conseguido
conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa
que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran
poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen
sobre sí mismos.
Hoy el cerebro parece haberse
convertido en el centro de explicación de todos los asuntos humanos. De pronto,
es como si todo dependiera del cerebro y no fuéramos más que “un montón de
neuronas”, decía Francis Crick en 1994, al presentar una hipótesis revolucionaria
para el siglo XX, según la cual “Usted, sus alegrías y sus penas, sus recuerdos
y sus ambiciones, su propio sentido de la identidad personal y su libre
albedrío, no son más que el comportamiento de un vasto conjunto de células
nerviosas y moléculas asociadas”.
La neurociencia
cognitiva es una nueva tendencia que consiste sobre todo en “pasar” los temas
de la psicología por la máquina de neuroimagen. Es muy interesante investigar el nexo entre
neurociencia y psicología, pero lo que
hay que tener en cuenta es que lo que compete a la psicología es entender el
funcionamiento psicológico, no lo que ocurre en el cerebro. La psicología tiene
como objeto de estudio los procesos psíquicos o psicológicos, cómo funciona la
mente, o si se prefiere la conducta, no de qué color se pone el cerebro cuando
amamos.
De cualquier modo, se ha conseguido instalar el cerebro-centrismo en
la cultura popular. El cerebro resulta hoy tan familiar, que pareciera que uno
tuviese trato directo con él. Una gran cantidad de revistas, diarios y
programas televisivos hablan del cerebro como un personaje más, relacionado
directamente con la atracción sexual, la elección de pareja, la amistad, la meditación,
la autoestima, la solidaridad, los duelos, etc. A pesar de que un neurólogo no es
lo más indicado para hablar sobre cuestiones del amor, ese fenómeno social e
históricamente determinado hoy pretende ser reducido nada más que a pura química de neurotransmisores.
El aspecto biológico es sólo una base mínima sobre la cual el amor se construye
de formas muy contingentes que siempre van
a estar relacionadas con la economía, el poder, la geografía, etc.
En estos tiempos el cerebro pareciera
competir con Cristo, el Dalai Lama y Buda. De este modo, para algunos
adoradores de la neurociencia, es casi una religión. Siguiendo esta línea y bajo
el influjo de la neurociencia, la psiquiatría parece estar cumpliendo su viejo
sueño de pensar los trastornos mentales como trastornos del cerebro.
Así, la necesidad humana de encontrar
estructuras explicativas y manuales aclaratorios que taponen el agujero de la
falta, sigue estando presente. Como resultado de todo esto, el foco pasó del genoma al encéfalo. La neurociencia es
el hoy, es la tendencia, mientras que la genética ya es cosa “de los noventa”,
hoy los genes ya no son los responsables de todo, sino los circuitos
neuronales.
Por esta razón, se hace
necesario tener un pensamiento crítico, de manera que uno no se deje seducir tan
fácilmente por la súbita atribución al cerebro de todo lo que hacemos en nuestra
vida, pero tampoco estar al margen de la importancia de su
conocimiento. Aunque estaría bueno preguntarnos ¿De qué manera la neurociencia
está política y económicamente ligada a laboratorios, grandes compañías
farmacéuticas, financistas, diseñadores de políticas, políticos, etc.? No
olvidemos la tendencia de estos últimos años en la creación de
"trastornos” o "enfermedades" diseñadas para fármacos concretos.
Sabemos que se puede vender para las necesidades de los sujetos, pero es mejor
crear más necesidades para vender más.
Esta “neuro-moda” pareciera ser
parte de una tendencia mundial impulsada por gobiernos y grandes capitales, que
más allá de probados avances científicos, parte de intereses económicos y de control
social. De este modo los ciudadanos estamos siendo en alguna medida
continuamente influidos y controlados en nuestras vidas. En el año 2013, la UE
destinó un billón de euros para el “proyecto cerebro humano”, y Obama destinó
tres billones de dólares para el proyecto BRAIN (cerebro en inglés).Es una
especie de "carrera armamentista de la neurociencia", señala el
diario estudiantil la universidad canadiense de Toronto, ‘The Varsity’. “Los
centros de investigación de todo el mundo están tratando de descubrir los secretos
de nuestro órgano más complejo en lo que actualmente se considera la “segunda
década del cerebro'”, ya que la primera,
fue impulsada por la administración Bush, fue entre 1990 y 1999.
En la actualidad
el cerebro viene a ser algo así como un retrato de la individualidad y el fin
de la interioridad. De este modo el viaje por el “mundo interno” del que tanto
nos habló y enseñó el Dr. Enrique Pichón Rivière acabaría en la terminal del
cerebro. Freud en
su momento salió desilusionado de la neurología, y Lacan era psiquiatra, no
encontraron manera de hallar una respuesta. Pero esta nueva ideología cerebral
viene a traernos la explicación y la solución a nuestros problemas, desde la
“salud mental” a la búsqueda de la felicidad, son cuestiones del cerebro dicen
(entrenamiento neuronal, psicofarmacología, etc.). Es como si el cerebro
hubiera evolucionado para encajar afinadamente con el capitalismo existente.
Como si con el capitalismo se diera, de una vez por todas, la conciliación
entre el cerebro y la organización del mundo. Entonces, uno de los primeros objetivos ¿podría ser
quitarle valor a lo social y cultural para convencernos de que somos “máquinas
individuales”?
En nuestro país, después de saltar a las
primeras planas a partir de “dirigir” el equipo que operó a Cristina Kirchner
de un hematoma subdural el año pasado el neurólogo y dirigente radical Facundo Manes encuentra su
legitimidad no en el mundo del deporte o en el espectáculo, sino en la ciencia,
en la neurología y las “neurociencias”. Participa de instituciones
neurocientíficas mundiales, preside la Fundación Favaloro y es columnista
asiduo en Clarín, La Nación y Noticias. También participó como invitado de la
señora Mirtha Legrand en su primer programa realizado en Mar del Plata este
domingo 11 de enero. Recordemos que la señora Mirtha recibió el año pasado el
premio "Cerebro saludable"
que otorga la Fundación INECO. "Las neurociencias están enfocadas en
proteger las neuronas intactas antes de tener que reparar las dañadas. Le
entregamos el premio a Mirtha porque ella representa un cerebro que funciona muy bien", destacó hace poco menos
de un año el médico Facundo Manes.
Este prestigioso neurólogo tiene mucha
razón sobre la importancia del cerebro, nadie lo niega, pero lo que
evidentemente excluye, es que los afectos en el mundo de lo humano tienen una
sola vía tiene para acceder, que es lo psíquico. Y lo psíquico depende de lo
social, la única vía es la palabra, la palabra depende del lenguaje y el
lenguaje es lo social. Este proceso,
es el proceso de socialización, que
significa entrar al mundo de lo humano. Pero al incorporarse a ese mundo, lo
humano entra en nosotros, nos atraviesa y nos determina. Ahí está la función
del cerebro, este proceso entra en él y lo prepara para que sirva para esto. El cerebro es el
soporte de la relación, creer que la
causa está en el cerebro de lo que pasa en el mundo psíquico y social es ver con
los anteojos del neurólogo. Desde un punto de vista psicosocial se podría decir
que lo que sale del cerebro es porque antes entró. Y si entró quiere decir que
la causa que sale por el cerebro, no está en el cerebro.
Por último, sabemos que la
plasticidad cerebral permite entender los efectos de las condiciones de vida en
el cerebro, entonces si uno vive de forma duradera en condiciones opresivas,
estresantes, sin esperanza o provocadoras de ansiedad, como dice J. K. Gergen,
es enteramente posible que las conexiones corticales estén alteradas. En términos
de causa y remedio, continúa Gergen, mejor
sería centrarse en los orígenes culturales que en los mecanismos cerebrales. Si
las condiciones culturales han producido las alteraciones corticales, entonces
cambiar las condiciones de la vida de la persona parecería más beneficioso que
la “sedación farmacológica”.
Ernesto Moya
Psicólogo Social- Consultor Psicológico
Referencias:
J. K.
Gergen - The accultura ted brain. Theory
& Psychology 2010
Aceprensa - La
búsqueda científica del alma., 156/94 Universidad
de Navarra.
Revista Latinoamericana de
Psicología-http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php
Lic. Rodolfo Fuertes -
Estrategia Psicosocial –- Ed. Centro FICCH 2005. (Centro de Formación e
Investigaciones en ciencias del Comportamiento Humano)